1. El regalo


    Fecha: 06/09/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... impresionantes, Leo y yo nos quedamos con la boca abierta, yo por el tipazo que le hacían y Leo porque nunca había visto a su madre en vaqueros y con camiseta.
    
    Después de comer sonó el teléfono, era el padre de Leo que llamaba desde Uruguay, tras una breve conversación con él Leo dejó a su madre al teléfono y nos subimos a la azotea. La tarde no era tan calurosa como los días anteriores pero no había nada de viento y se estaba muy bien. Leo quería que la inmortalizara completamente desnuda. Se quitó los shorts playeros que llevaba y la camiseta, no tenía ropa interior, apoyó su espalda en la pared de la casa y se agarró las tetas con las dos manos, yo empecé a disparar, realmente se había convertido en una mujer de bandera desde que nos habíamos conocido cuando era casi una niña, su larga melena estaba más rubia que nunca tras largos días de sol, su piel morena casi color miel. Hacía tiempo que no se depilaba a fondo, el monte de Venus si lo tenía perfectamente rasurado pero los labios tenían un pelo, si no abundante si más de lo que yo le había visto nunca. Me gustaba, era una novedad y resultó muy fotogénico porque le hice varios primeros planos con las piernas ligeramente abiertas. Tiré unas treinta fotos, en muchas posiciones, su cara de viciosa al posar me ponía muy cachonda y aunque llevaba días atontada besando el suelo por donde pisaba su madre, una no era de piedra. En cuanto Leo posó para su última foto empezó a insistir en que era mi turno. Lara se unió a ...
    ... nosotras en ese momento y yo no dudé en lanzarme. Me quité todo menos el tanga y Leo empezó a disparar, yo no podía poner una cara de zorrita como ella y me limite a sonreír. Lara me observaba con una sonrisa y Leo me pedía que me quitase el tanga y le dejase fotografiar mi culazo desnudo, yo accedí y me tumbe boca abajo en una colchoneta con una de mis rodillas algo doblada para mostrarle también mi coño abierto. Tras otras treinta o cuarenta fotos ya no quedaba ni un centímetro de mi piel sin retratar. Lara me hizo un sitio a su lado y me senté junto a ella en una tumbona, me pasó su brazo por encima de mis hombros y me beso en mi pelo.
    
    -Lara. Tienes que haber salido guapísima. Me encanta esa sonrisa, eres muy fotogénica.
    
    -Ana. Gracias, pero no sé si me atreveré a ver las fotos. Quizás lo mejor sea borrarlas.
    
    -Lara. De eso ni hablar, yo quiero verlas
    
    Leo intervino entonces.
    
    -Leo. Ahora tú mama.
    
    -Lara. Ni hablar, yo no tengo veinte años.
    
    -Ana. Lara, vas a salir mucho mejor que nosotras, si no te gusta borraremos las fotos.
    
    Yo mentía descaradamente, si aquella mujer, que me volvía loca, se ponía delante de mi cámara ni por todo el oro del mundo borraría esas fotos.
    
    Lara accedió pero diciendo que de desnudarse nada, como mucho algo sugerente. Se fue a su habitación y cambió vaqueros y camiseta por un vestido blanco, tipo túnica, de tela transparente totalmente abierto por los lados, solo con unos hilos casi invisibles que dejaban ver todo su cuerpo desde ...
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