En el escritorio del profe
Fecha: 08/09/2023,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hasta explotar y luego multiplicarse al infinito cuando aquellos dedos le aprietan el clítoris y la lengua húmeda le lubrica el ano. Uf, las piernas se le doblan y apenas tiene aire para gemir temblando de excitación:
–¡Ay…! ¡¿Qué me haces…?!
Porque esa lengua en su chiquito la está seduciendo de una forma inesperadamente intensa. El solo pensamiento de lo que sigue hubiera bastado para tenerla al borde del orgasmo porque nunca en todas sus fantasías se habría imaginado a sí misma empinada sobre el escritorio de su profesor, completamente abierta y dispuesta a dar el culo…
–¡¡¿Qué me haces…?!!– vuelve a preguntar, porque en realidad lo que quiere oír es que la van a poseer salvajemente, que la van a sodomizar duramente y que va a terminar con el ano irritado y repleto de esperma. Aprieta los dientes y se queda inmóvil cuando un dedo comienza a abrirse paso entre las paredes de su esfínter. Mmmh, le gusta la sensación de sentirse sucia, de disfrutar esos placeres prohibidos y sentir cómo sus deseos se van saliendo de control.
Sus caderas se mueven por sí solas: primer rotan alrededor de aquel dedito que la tiene ensartada, y luego van adelante y atrás, recorriendo y apretando al pequeño visitante con el dolor de sus entrañas. Uy, es tan rico tener algo ahí metido, un pequeño intruso dándole nuevas sensaciones… pero quiere probar más, necesita algo más ancho, algo que la abra y la ponga a prueba. Por eso se muerde los labios cuando siente que el dedo sale y en su ...
... lugar una cabecita blanda como ciruela empieza a abrirse paso en su interior.
–¡Sí!– murmura casi con miedo, porque esa ciruelita que le hace cosquillas en el culo se va transformando en un palo robusto y duro que le lastima el esfínter. Cierra los ojos y casi quiere que se detenga, que no la abra más, pero aquel leño se le va clavando con una determinación ciega, y ella sabe que no se detendrá hasta haberse enterrado completamente en su culito. Sin embargo, aún no le ha entrado ni la mitad cuando ella ya se siente desfallecer:
–¡Auch! ¡no…! ¡ya no puedo!
Pero sus súplicas no impiden que aquel tronco siga avanzando, penetrándola implacablemente, abriéndola sin ninguna consideración hasta que termina por ensartarla bien a fondo. Y ella cree que lo peor ya ha pasado hasta que lo siente entrar y salir: es un mete-saca despiadado que la hace gemir y suplicar desesperada.
Su culo se aprieta casi instintivamente, como si intentara desgastar ese leño que la empala con tanta alevosía… Y mientras más lo aprieta, más fuerte es el ritmo de las embestidas hasta que ese calor doloroso y violento va transformando sus entrañas en un deseo sucio y turbulento… Y desde esa sensación turbia se va formando un certeza sombría en su cabeza: ahora sabe, se va dando cuenta que ésta no será la última vez que sienta ese dolor tan terrible partiéndola por en medio, esclavizándola y despertando sus instintos más oscuros, subyugándola y haciéndola sentirse más y más hembra a cada acometida. ...