Una historia de sexo (II): Un trío inesperado
Fecha: 11/09/2023,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Lara, Fuente: CuentoRelatos
Dos días después de aquella tardes deliciosa con Virginia me llamó para volvernos a ver y al día siguiente y al otro y así empezamos a quedar de forma habitual para tomar unas cervezas después del trabajo. Me presentó a sus amigos con los que íbamos a cenar, al cine o al teatro y después siempre acabábamos en la cama, eso era cuando Virginia no tenía turnos de noche, porque entonces se pasaba a las 7 de la mañana con unos churros, un ramo de rosas y se metía dentro de mi cama para follarme, habían pasado dos meses y ya prácticamente vivía en mi casa, de hecho le tuve que dejar parte de mi armario para su ropa, parecíamos… éramos de hecho una pareja o por lo menos yo lo veía así.
Virginia era una mujer verdaderamente enigmática, tenía mucha personalidad, era muy liberal en todo gracias a su familia como siempre me recordaba, era divertida, alegre, cariñosa y guapa, tremendamente guapa, aparte tenía ese punto de locura que realmente me volvía loca, nunca llegué a pensar que me masturbaría con otra mujer en unos probadores de unos grandes almacenes, o que en el cine de repente me subiera la falda, me quitara las bragas y lamiera mi sexo hasta incluso llegar a correrme teniendo que taparme la boca para impedir que mis gemidos salieran al exterior, dejando el asiento del cine mojado de mis flujos, o que en un portal cualquiera de la calle de camino a casa desplegáramos toda la lujuria acumulada de la noche para terminar cogiendo un taxi, calentado al pobre taxista cuando me ...
... empezaba a meterme mano, subiendo por el ascensor mientras nos quitábamos la ropa y llegar de milagro vestida a casa.
Para cuando cerraba la puerta estábamos ya desnudas y tiradas en el suelo besándonos, recorriendo nuestros cuerpos con caricias, frotándonos y terminando en sendos orgasmos en la cama, al día siguiente alguna que otra prenda interior habíamos perdido por el camino olvidado en el ascensor y por las mañanas al bajar la encontrábamos tirada en el suelo.
- Es tuya o es mía. Me decía Virginia muy seria mirándome a los ojos antes de empezar a reírnos a carcajada limpia.
Estaba loca y yo más por seguirla en todas sus locuras, un día me convenció y empezamos a ir a correr por el retiro cuando el sol ya se acostaba, me sorprendió ver tanta gente corriendo, estábamos a finales de septiembre y había mucha gente haciendo deporte a esas horas, empezamos a correr con un grupo de chicos, dos de ellos se fijaron en nosotras, se notaba que hacían deporte de forma habitual, con unos cuerpos de infarto, me había fijado en uno de ellos, era guapo, simpático, atento, quizás un poco tímido, el otro sin embargo muy lanzado llegando a ser antipático con sus insinuaciones.
Antonio era el tímido y Jesús el lanzado como les empezó a llamar Virginia, el tímido y el lanzado solía decir, Jesús nos hacía continuos comentarios como “venga chicas, dos vueltas más” “vamos a mover esos culitos” luego otros más subidos de tono haciendo mención a nuestros pechos y a más partes de ...