Esposos complices cap 17 - Relatos Eróticos

Esposos complices cap 17

Siguiendo con los relatos de mi amiga que cada vez se ponen más interesantes, aqui les va uno que aparte de ser muy cachondo me parece muy tierno.

Soy una mujer de 40 años de edad, bajita 1.55 mt blanquita según me dicen muy atractiva pero de un caracter fuerte y trabajo en una oficina de correos con un horario fijo. 

Mi esposo blanco 1.70 mt no muy atractivo pero con un alma de Dios y trabaja de operador de comunicaciones tambien en horario fijo.

Tenemos dos hijos hombres uno dr 17 años y el otro de quince, ambos estan por terminar secundaria y son muy timidos pero con buenos valores.

Resulta que por motivos economicos solo tenemos un auto y se lo lleva mi esposo a su trabajo por estar un poco alejado de nuestra casa.

Mis hijos toman su bus para ir a su escuela y yo tanbien pero en otra ruta. Ese es  huestro traslado diario de obligaciones durante la semana.

Yo tengo que lidiar diariamente con todo tipo de mañoso que se me pega para estarme paleteando en el camino al encontrarse el bus repleto de gente, a veces siento sus pingas rozandome el culo, o por las dos caderas, a veces la he sentido por la espalda y otras por la nuca por ser bajita y ellos a veces son muy altos. Tambien si logro acceder a un asiento me estan rozando el hombro o mis pechos con sus duras pingas.

Yo no soporto estas obscenidades y muchas veces con gestos, gritos, bofetadas y golpes los alejo de mi lado y hay muchos que ya me conocen y murmullan llamabdome loca, pero esto es debido ...

... a este mundo machista que gracias a Dios y la la lucha de grandes mujeres está cambiando.

En una oportunidad estando el bus muy lleno como todos los lunes, estando parada sentí en mi culo una pinga bien dura, con cara de anarga voltee para darle su bofetada y oh sorpresa era un niño de más o menos 15 años con ropa escolar que al verme creo que por nervios solo me miró, bajó la mirada pero no se despego de mi culo y no me atreví a hacerle pasar esa verguenza y lo dejé que siguiera hasta bajarme del bus.

Este suceso me hizo pensar muchas cosas, como. Por que los hombres son desesperados por el sexo desde pequeños y las mujeres somos tranquilas. Seria una maldicion ? O deberiamos ser las mujeres como son los hombres.

A los dos dias por azar del destino lo volví a sentir en mi culo y mi presentimiento se convirtió en realidad, ahí estaba el mocoso bien pegado a mi culo, pero esta vez no me miró solo miraba al piso seguía bien pegado a mi como si fuera mi hijo pasando desapercibido para los demas pasajeros.

El dia viernes volvi a sentirlo y comprobando que era el, lo deje seguir con su morbosidad, solo que esta vez comenzo a moverse como dandose un polvo, llegué a mi paradero y bajé roja de verguenza y de excitacion.

Como es costumbre los fines de semana con mi esposo comentamos todo lo sucedido y sin ocultar ni mentir en nada de acuerdo a nuestra promesa. A él también lo conmovió mi relato pero dijo que es una realidad y un verdadero tormento lo que pasan ellos en ...