1. Viaje de ida


    Fecha: 26/11/2021, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: fruta_fiel, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Eramos apenas dos pendejitos, pero ya en esa época nos dabamos nuestros "gustitos".
    Íbamos al mismo grado en el mismo colegio y ahí comenzó todo. Una mañana, durante la clase de gimnasia tuvimos nuestro primer rose, recuerdo haberle tocado la cola como broma a Gabriel, era mi mejor amigo y vecino y me gustaba mucho el, era de mi estatura, ojos pardos, pelo enrrulado, carita redondeada, hermosa sonrisa, fuimos muy compinches desde siempre, pero nunca habíamos hablado o tenido algo sexual, pero aquel día todo cambió. El solo sonrió y apenas tuvo la oportunidad me hizo lo mismo, al toque ya estaba con la pijita parada y el también. Todo esto lo hacíamos con mucha discreción, para que nadie se diera cuenta, creo que ambos ya sabíamos que debía ser algo "secreto".
    Luego de la clase de gimnasia nos quedaba una hora más de clases en el aula. Como compartíamos bancos y eran de esos viejos de madera, situados al fondo del aula, estaban perfectos para no dejar ver del pecho para abajo.
    Como era viernes, la maestra dedicaba 10 minutos para poner la tarea para realizar en casa el fin de semana, en el pizarrón para que luego nosotros la comparamos.
    Estando en eso, sentí como Gabi, puso su mano en mi cadera y despacito la fue ...
    ... corriendo hasta agarrarme el pito. Waaoo...primero me asusté y miré para todos lados para ver si alguien no nos estaba viendo. Como todos estaban en lo suyo, copiando la tarea, lo dejé hacer y que me frotara, me encantó. También aproveché y bajé mi mano para agarrar el suyo. Estuvimos así, todo el tiempo mientras la maestra escribía, haciendo la pajita por sobre los pantaloncitos blancos de gimnasia. A esa edad ya saben que no sale la leche, pero el orgasmo se siente y nos salen unas gotitas de pre seminal con unas cosquillitas preciosas, yo fui el primero y fue tan pero tan fuerte la sensación, que me hizo temblar por completo y puse mi cara contra el pupitre, apretando el pito de Gabriel, lo que lo hizo tener un orgasmo tambien. Menos mal usábamos guardapolvos en esa época, ya que eso hizo que la humedad en los pantaloncitos no se viera.
    Miré de reojo a Gabriel y estaba serio como yo, pero se le dibujaba una pequeña sonrisa mientras tambien me miró.
    Ninguno dijo nada pero debajo del pupitre nos tomamos de la mano como señal de complicidad y agradecimiento. Desde aquel día, nos hicimos aún más cercanos y aprovechamos cada momento para descubrir lo mucho que nos gustamos y las muchas formas que teníamos de darnos placer. 
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