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Historia del chip (040): Una mujer de mundo (Kim 015)
Fecha: 07/07/2018, Categorías: Transexuales Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... pezón caliente y necesitado. A veces, dejaba en paz al otro pezón o también lo liberaba. Y si le apetecía volvía a encerrarlos mientras llevaba el falo a su boca para soltarlos al eyacular. Kim adoraba esos momentos. Eran tiernos a pesar de la aflicción. Esa noche se anticipó. En cuanto sintió la sangre en el pezón se revolvió y fue a por las otras pinzas para ponerlas en las manos de Roger, que cambió unas por otras. Eyaculó en su boca mientras las bolas colgaban de los puntos más sensibles de Kim. Roger le quitó las pinzas con bolas y sin darle tiempo a aliviar su tormento volvió a colocar las pinzas de dormir en los estratégicos lugares. La segunda vez que ocurrió lo mismo volvieron a repetir todo el proceso. Cuando Kim creyó que Roger iba a eyacular sacó su verga de la boca de Kim y le dijo: “Voy abajo. Ten el orgasmo cuando yo lo tenga.” Sin casi mirarla le quitó la pinza del clítoris y la penetró. Kim podía hacerle eyacular casi a voluntad con sus músculos vaginales, estrechos y casi virginales, -era una zona muy poco usada-, pero entrenaba la musculatura a diario. Prefirió esperar un rato. Y ...
... siguiendo con las órdenes se corrió al notar el esperma de Roger empezar a salir con las pesadas bolas colgando de los pezones. Roger se durmió enseguida y Kim se cambió de pinzas después de una ducha rápida. Se despertó antes que Roger y decidió levantarse a hacer el desayuno. Lo hizo con los tacones y las pinzas de bolas. Con sumo cuidado llevó una bandeja a la cama. Le costó lo suyo entre el estímulo maldito de las pesadas bolas y el giro que obligaba a dar cada paso en esos tacones. Roger se despertó viendo la bola central entre los muslos entreabiertos de Kim. Tuvo la erección correspondiente pero el pene le dolía. —Piedad— dijo en voz baja. Kim le devolvió el cumplido. —Dentro de unas horas, estará de vuelta. Acercó los pechos para que Roger le quitara las pinzas y posteriormente se dobló y elevó para que el del clítoris también descansase un rato. Kim se puso una camisa de Roger para desayunar con él. La primera vez que se ponía algo sin su permiso explícito. Roger lo aprobó con la mirada, sin poder dejar de valorar las perfectas piernas, eróticamente enmarcadas por la camisa. Eran una pareja.