Apuesta tramposa
Fecha: 08/07/2018,
Categorías:
Intercambios
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... estancia con la ropa en la mano. Miré hacia Javi, que descansaba tumbado. Gilda también giró la cabeza, antes de levantarse. Pensé que ya habíamos acabado, cuando arrodillándose me dijo, eres el más joven, no puedes dejarme a medias. Volvió a engullir mi polla chupando sonoramente, mostrándome mucho la lengua que recorría mi miembro limpiándolo. Sabe a semen, dijo antes de metérsela entera de nuevo.
Pepe también acabó en ese momento. Zorra, perra, vaca y puta sonaron claramente llenando la sala mientras percutía desde detrás agarrándola de las caderas. En cuanto se desencajó, Cris escapó corriendo llorando a moco tendido. Mi jefe, en cambio, se sentó orgulloso al filo de la cama mirando como su rival me devoraba. Me guiñó un ojo, sonriendo ampliamente. Su mirada debió haberme puesto sobre aviso, pero lo que no vi, pues Gilda volvía a su posición anterior de jinete, fue el gesto que le dedicó a Javi. Sin duda, una propuesta irrenunciable.
Yo volvía a tener la polla bien dura, Gilda gemía satisfecha cabalgándome, acercándose al orgasmo que tanto ansiaba, cuando noté dos sombras cerca. Mi posición me permitió ver parcialmente a mis compañeros, Javi a la izquierda de la mujer, Pepe detrás. Ella, en cambio, estaba concentrada en sus sensaciones, gimiendo con los ojos cerrados, frotándose el clítoris, hasta que cuatro manos la despertaron.
Javi la agarró venciéndola hacia mí, inclinándola, mientras Pepe la sujetaba de las caderas. Ordenándome, no se la saques, sigue ...
... follándola, apuntó su pene hacia ella. Gilda giró la cabeza, alarmada, mientras gritaba soltadme. Noté claramente como Javi hacía más fuerza, para que no escapara, mientras Pepe buscaba el objetivo.
-No, eso no. Soltadme hijos de puta -gritaba la mujer, pero la respuesta de mi compañero, quieta zorra, y la de mi jefe, una nalgada que debió dejarle los cinco dedos marcados mientras le aconsejaba estarse quieta si no quieres que te rompa el culo por las malas. –Por favor eso no, por favor. Follarme los tres si queréis, pero eso no…
Un grito desgarrador anunció a los cuatro vientos que la respuesta de Pepe a los ruegos de Gilda había sido, eso sí. La mujer trataba de removerse, insultándonos, gritando, pero no había nada que pudiera liberarla. Pasivamente, yo la tenía sujeta. Activamente, Javi y Pepe la tenían empalada. Hundió la cara entre mi hombro derecho y el sofá ahogando gritos y jadeos.
Por más cerca que hubiera estado del orgasmo, esto no le estaba gustando. Supongo que optó por dejarse hacer esperando que todo acabar lo antes posible. Yo notaba perfectamente la estrechez de su vagina, multiplicada por la entrada paralela. Las sensaciones no eran tan placenteras como cuando me la había chupado, qué maravillosa felatriz, pero mejoraban en mucho la penetración precedente. Instintivamente me seguí moviendo, al compás de las estocadas de Pepe.
Tuvo que hacérsele largo a Gilda pues el sodomita tardó un buen rato en correrse, varios minutos más que yo, aunque no desalojé ...