1. Las hermanastras (Parte I)


    Fecha: 11/07/2018, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... ladrona más baja que ya estaba excitada, sin dejar de apuntar con la escopeta recortada, le ordenó a Alpidia:
    
    -¡Ahora cómele las tetas y el coño a tu hermana!
    
    Alpidia le pasó la lengua por las tetas a Jerónima.
    
    -Así, no. Mira como se hace.
    
    La ladrona más baja le subió la blusa y el jersey a Dori y le chupó, mamó, lamió y magreó las tetas. Después se puso en cuclillas, le bajó los jeans y las bragas y le comió el coño, coño que tenía completamente depilado. En cuclillas, les dijo:
    
    -Venga. Queremos ver como os calentáis.
    
    -Di que sí, Martu.
    
    A Alpidia no le quedó más remedio que comerle las tetas bien comidas a Jerónima, y después comerle el coño como estaba haciendo Martu con Dori. Al rato, a Alpidia le latía el coño una cosa mala al sentir como su hermanastra se humedecía, más, más y más. Jerónima hacía esfuerzos para no gemir. La hostia es que se iba a correr y acabaría por hacerlo, La salvó la campana, al decirle Dori:
    
    -Ahora besa tú a tu hermana. Cómele las tetas y después cómele el coño.
    
    Jerónima besó con lengua a Alpidia. Su hermanastra le devolvía los besos. Se encendió aún más de lo que estaba y le comió las tetas bien comidas y después comenzó a comer el coño, a comerlo con ganas.
    
    Dori, no aguantó más. Gimiendo y con un temblor de piernas que casi no la dejaba tenerse en pie, se corrió en la boca fe Martu.
    
    Al acabar de correrse, le dijo Dori a Martu:
    
    -Será mejor que nos vayamos. Ya tentamos ...
    ... demasiado a la suerte.
    
    Al rato, Dori y Martu, las ladronas, se fueron. Las hermanastras se volvieron a persignar. Se vistieron. Avergonzada, le dijo Alpidia a Jerónima:
    
    -Me voy para la habitación de tu hijo.
    
    Esa noche no rezaron. A la media hora, Jerónima, fue a la habitación donde estaba Alpidia, y le dijo:
    
    -Tengo frío, Alpidia.
    
    -Métete en cama y acércate a mí.
    
    Jerónima se metió en cama. Se acercó a Alpidia por la espalda y se acurrucó junto a ella. Le pasó un dedo por la asa de la enagua, y le preguntó:
    
    -¿Siempre duermes en enagua?
    
    -Hace años que no dormía en enagua. Te esperaba. Quiero volver a verte desnuda.
    
    -Y yo a ti.
    
    Alpidia se dio la vuelta y se besaron.
    
    -¿Quieres que empiece yo, Jerónima?
    
    -¿Y si nos las comemos juntas?
    
    Entre besos, se desudaron. Se destaparon. Ya no había frío. Se pusieron de lado y comenzaron a comerse los coños. Alpidia llevaba tres años sin correrse, Jerónima, dos. (El tiempo que llevaban viudas) Las lenguas comieron los coños con hambre atrasada. No aguantaron más de cinco minutos. Cuando Alpidia iba a correrse, le dijo a Jerónima:
    
    -¡Ay qué rico, ay qué rico! ¡¡Ay qué me viene, ay qué me viene...!!
    
    Jerónima, explotó:
    
    -¡¡¡Me corro!!!
    
    Estaban retorciéndose de gusto y bebiendo una de la otra, cuando entraron Esteban y Pedro en la casa.
    
    -¡¿Esa que dijo que se corría no es tu madre, Pedro?!
    
    -¡¿Y la que le venía no es la tuya, Esteban?!
    
    Continuará. 
«12»