1. Nuevo papi


    Fecha: 12/07/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... juguetes, la sumisión, el voyeurismo: todos componentes de juegos inocentes practicados más con la mente que con el cuerpo. Mi mujer, en casa, solía aceptar también esos juegos con la naturalidad del adulto responsable que se sabe atrevido; sin embargo siempre me negó los juegos de roles de mamá y papá.
    
    Acomodé a Claudia en cuatro, bajando su rostro hasta el colchón y levantando sus nalgas lo suficiente para poderla penetrar de pie. Dejé que mis rostro se perdiera entre sus nalgas mientras comencé a tocarme. Nada me excita más que pasar mi lengua por la línea que separa las nalgas, de principio a fin, como una paleta eterna y delicada. Mientras mis manos nalgueaban a Claudia comencé el monólogo habitual: dime que tan puta eres, ¿cómo se siente ser una cerda en celo?, dime que eres mi guarra y mi perra. Claudia respondió al estímulo y comenzó a gotear.
    
    Sabía que su padre la había abandonado cuando niños. El Roco me lo había confesado alguna noche mientras buscaba entender a su mujer explicandonos su comportamiento. Con frecuencia explicamos cosas a los demás buscando hallar nuestras propias verdades. ¿No es ese uno de los principios del psicoanálisis?
    
    Metí el vibrador blanco en su dilatada vagina y me dedique a abrirle la colita con mi lengua. Pude ver, desde una distancia infinita y a la vez muy corta, como babeaba y gemía, poseída por el momento. Introduje dos dedos en su ano sólo para mostrarle lo puta que era y lo fácil que era hacer que se corriera. Ya humillada ...
    ... le pregunté si quería vivir una experiencia nueva. Antes de que contestara subí la velocidad del vibrador e introduje una bala en su culito hinchado, puedo asegurar que estaba tan excitada que segregaba un líquido amarillento del ano. Ya con la bala y el vibrador estimulandola le vendé los ojos. Me senté frente a ella que se mantenía en cuatro y guié su boca a mi miembro punzante. Me mareé por la falta de sangre en la cabeza pero me sentí obligado a continuar.
    
    Escogí la figura de Minerva porque también estaba loca. A pesar de ser completamente distintas compartían problemas vitales que las acercaban. Ambas separadas de sus parejas, sin figura paterna, con prejuicios incrustados en el chip que nos programan pero con espacios huecos en los valores morales. Su figura me inspiró y me llevó a intentarlo sin miedo al fracaso.
    
    Comencé mi monólogo tratando de mantener la voz en un mismo tono, consciente de que me sería imposible. No fuiste la primera. -le dije quedito- La primera fue Minerva hace un par de años. Claudia bajó la intensidad pero la inercia la mantuvo la excitación lo suficiente para dejarme continuar. Conocí a Minerva en la oficina que trabajé un tiempo. - le expliqué- Estaba obsesionada con el orden y la perfección. Organizaba hasta el último minuto de su día y cumplía cabalmente cada minuto programado en su calendario. Al inicio nos repudiamos pero pronto comenzamos a charlar y nos dimos cuenta que ambos compartíamos cierta locura. Antes de que ella cambiara de ...