1. Dos vergas


    Fecha: 19/02/2022, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Anónimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Eran las diez de la mañana soleada. Me encontraba escuchando música en el autobus de mis amigos.
    La puerta estaba cerrada. Cantaba al son de las canciones de la época.
    En un instante, Roberto, hijo de la dueña tocó para que le abriera la puerta del bus, pero no quería solo que le abriera esa puerta sino quería entrar por la puerta de mi culito.
    Por cierto, ya un su hermano me había cojido en dos ocasiónes. Esas dos veces en queme culio, fueron sin planificación. Salieron así de la nada. Es notorio que en ambas ocasiones me agarró caliente y, quien se resiste a una buena verga en esas condiciones? Ninguno. Porque sentís cosquillas en el anillo de tu culo y solo esperas que te la metan hasta el fondo.
    Ademas de esa verga ya había probado dos hermosas y jugosas pijas más duras que el acero. O sea que después de que fui volando y me dolió mucho, al fin  terminó gustandome.
    Al pasar el Tiempo, incluso, yo mismo buscaba a mi volador para que me metiera su fierro de u. Empujón. Llegaba a su taller de zapatería. Le bajaba el cierre al pantalón y le buscaba la verga y me dejaba llevar por lo delicioso de sentirla palpitar en mis entrañas y después sentirme inundado por sus mocos calientes...
    En fin, Roberto entró al bus, se sentó en la primera fila. Yo estaba en el asiento del conductor.
    Se acostó, de pronto me pidió que lo viera: tenía en la mano u a verga enorme que se jalaba para abajo, para arriba. COJAMONOS, me dijo sin dejar de hacerse la paja. No! Le respondí. Te pones ...
    ... de primero, te cojo y después vos vos cojes. Era enorme su vara que me asustó mucho. No quise ser cojido por el, tal vez hubiera querido a no ser por lo grande de su verga que, hoy quisiera tener para reculearlo y dejar que acabará dentro de mi intestino. Así quedó. Nunca más se habló del tema.
    
    Luego me ocurrió algo, como que era la réplica de lo de Roberto. Estaba en mi casa. Ayudaba a barrer la. Todo estaba tan tranquilo. Yo barría y divagaba en cualquier cosa.
    En eso estaba cuando siento que alguien me tocaba el hombro. Me volteo y era José. Un Amigo de la casa. La puerta de la calle se mantenía falsa. Entraba y salía alguien de la familia o de confianza.
    Pepe era un poco mayor que yo. En esa época yo tenia catorce años y él diecisiete.
    Lo salude y seguí en lo que estaba. Sin querer lo volví a ver. En silencio se estaba manejando la verga más descomunal que he visto: quizá media 20 centímetros. Ya me había disfrutado tres buenas vergas grandes y gordas, sí, pero gra de y gorda como esa, nunca. En verdad me asute.
    Cojamonos, me dijo. Come mierda pepe alcance a decirle.
    No sean pura lata dame tus cuño y te la meto despacio. Volví a decirle que no y lo saqué de la casa.
    Pepe era un chavo que había nacido con una pierna más larga que la otra. Casi, casi topaba la frete con sus rodilla al caminar. Lo que le faltó de tamaño en una de sus piernas se le fue para su verga por demás grande y gorda como un brazo.
    En fin ahora quisiera tener a cualquiera de las dos vergas que ...
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