1. Ted, Jeff y el Escarabajo averiado.


    Fecha: 17/07/2018, Categorías: Gays Autor: rosemarie10, Fuente: RelatosEróticos

    ... a lamer, haciendo que Jeff gimiera un poco. Esos gemidos le volvían loco, así que no pudo evitar quitarse los calzoncillos para empezar a masturbarse.
    
    -¿Ves? Con esos gemidos ya me has puesto a cien, así que con tu permiso o sin él me voy a tocar.-dijo Ted antes de seguir lamiendo y masturbándose a la vez.
    
    Al rato, empezó a felarlo, pues quería subir de volumen esos gemidos. Funcionó. Jeff ya sudaba un poco mientras gemía algo más fuerte. Sin avisar, Ted se levantó y le dio la vuelta a Jeff, esta vez para apoyar su pecho en el coche. Humedeció uno de sus dedos con saliva y lo introdujo en el ano de Jeff.
    
    -Mmm... Me gusta... -respondió. Así que Jeff introdujo otro dedo, y luego otro más, hasta que Jeff se quejó un poco de dolor. Ted le hizo entender que no pensara en eso, que lo divertido iba a venir después. Estuvo metiendo y sacando sus dedos durante un rato y escuchando a Jeff gemir de dolor y placer mientras luchaba un poco contra las esposas (cosas que le volvían loco).
    
    Cuando Ted notó que el ano de Jeff estaba bastante dilatado, empezó a meterle con cuidado el miembro. Éste se quejó un poco de dolor.
    
    -Vaya, Jeff... ¿Así que tengo el honor de ser el primero que te va a dar por detrás?-dijo Ted antes de darle una palmada en el ...
    ... culo.
    
    Jeff se volvía loco. Le daba mucho morbo el estar allí esposado, cumpliendo sus más oscuros deseos dejándose hacer por Ted. Le encantaba sentir su culo relleno por la polla de Ted, que ya había conseguido introducirse pacientemente, y cuyo dueño le estaba pajeando salvaje,ente. Jeff no podía evitar gritar salvajemente a dúo con Ted. Ambos se estaban volviendo locos.
    
    -Ted, dame más cachetes en el culo, por favor...
    
    Y Ted le obedecía. Adoraba esa ligera sensación de quemazón en el trasero. Apretaba fuertemente los puños esposados. Aquella situación le estaba sacando de sí, prácticamente le estaban dando placer por todos lados, y ya casi había olvidado el dolor de la penetración. Se sentía bailando en el borde del abismo de la lujuria, y Ted también estaba sintiendo esa sensación.
    
    A veces ambos lloraban de placer extremo que les rodeaba. Si hubiese hecho falta, si sus cuerpos se lo hubiesen pedido, se hubiesen comido entre ellos. Ted masturbaba aún más fuerte a Jeff, hasta que ambos se corrieron a la vez. Se quedaron unos instantes exhaustos, Jeff apoyado en la carrocería del coche y Ted sobre él. Ted salió del cuerpo de Jeff, le quitó las esposas y le invitó a tumbarse sobre la hierba desnudos, apoyando la cabeza sobre su pecho. 
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