Me cogí a Sofía, la hijita de la empleada
Fecha: 17/07/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Sofía tiene 11 años, una niña común si uno no es muy exigente, pero es muy obediente, y además aplicada. Karina trabaja en casa hace como cuatro años. Es una morocha de 30 años bien puestos. Un buen par de gomas, y un culo apoteótico. Es alta y tiene unos labios gruesos, que siempre que la miro, me hago los ratones, pensando en que Karina me chupa la verga hasta sacarme toda la lechita. Pero claro, yo tengo 15 años, si bien gracias al deporte tengo buen cuerpo no dejo de ser un pendejo imberbe. Con un buen badajo entre las piernas, pero no es algo que uno anda mostrando todo el día por la casa. Por eso está claro que Karina nunca me chuparía la pija ni me prestaría su hermoso culo. Pero sí estaba a mi alcance su hija Sofía. También morocha de pelo largo, labios carnosos, sus tetitas apenas comenzaban a aparecer, dos simples montoncitos. Su culito se veía macizo, firme, repingón. Daba para un par de pajas en su nombre. Yo a cada rato iba al baño a masajearme el rabo y a lanzar escupitajos de semen por todos lados. Andaba todo el día alzado, con la pija semi erecta. Presta a entrar en acción. La verdad es que una sola vez había tenido sexo, fue con la vecina de al lado de casa, tres años mayor que yo, y me cojió ella a mí cuando descubrió que a pesar de mi edad cargo una buena pija, y ella es medio ninfómana. Coje con quien se le cruza. Volvamos a lo nuestro, Sofía solía venir del colegio derecho a nuestra casa, ya que a esa hora su madre se encontraba trabajando, luego ellas ...
... se iban las dos a su casa que queda a la vuelta de la esquina. Esa tarde, llegó Sofía y venía vestida con calzas blancas, una remerita que le dejaba la pancita al aire y traía su guardapolvos blanco abierto puesto sobre los hombros, hacía mucho calor. Cuando tocó timbre, fui a abrir la puerta, y la verdad es que la sonrisa que me dedicó junto con el beso que me dio en la comisura de la boca, hizo que mi líbido comenzara a trabajar, haciendo que mirara de forma más detallada lo que esta pibita tenía. Ahí descubrí por ejemplo que la calza de lycra le partía la conchita al medio, dejando en evidencia que tenía carnosos los labios vaginales. O sea su conchita era gordita, y no parecía tenerla grande. Una vez que me saludó se sacó el guardapolvos y tiró la mochila en el sillón, desparramando sus útiles. Al ver lo que había hecho, se agachó por sobre el respaldo del diván y pude ver que en realidad tenía un culo hermoso, bien redondito. Y no pude aguantarme, haciéndome el boludo, fui y le apoyé la verga en el medio de la raja del ojete. Y por arriba de ella le ayudaba a juntar los útiles. Sofía no hizo ningún gesto de rechazo o de querer escapar, lo que me alentó a tomarla de las caderas y refregarle bien la tripa por todo el culo, yo tenia ya una erección formidable. Ella solo atinó a echar para atrás el culito y así sentir todo el grosor y virilidad de mi rabo. Luego de estar así unos momentos, se giró y sonriéndome, me dio un piquito en los labios y se fue corriendo a saludar a ...