1. Aventura en el metro


    Fecha: 19/07/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... quitaba el ojo de encima y un viejo dormido al otro lado.
    
    Instintivamente, debido al público, comencé a retirar mi mano de la entrepierna de la misteriosa mujer que me permitía tantas libertades en su cuerpo. Ella, al sentir dicha jugada, me sostuvo la mano dentro y no me dejó extraerla de su pantalón.
    
    Ahora, con el pleno conocimiento de que aquella hembra gustaba de mis dedos, decidí obviar la pena, vergüenza y pudor que sentía y dejarme llevar por la situación, que me tenía a punto de explotar. Ella me seguía masturbando y mantenía un ritmo constante. Yo atiné a meter dos dedos dentro de ella y gimió sin tapujos. En ese momento todas las miradas se posaron sobre nosotros, pero nadie dijo o hizo nada. Consciente de nuestro espectáculo, abandoné uno de los pechos, que hasta ahora no había dejado de masajear y hurgué hasta que mi mano libre logró colarse entre su saco y su camisa y repetir el tratamiento sin menos tela que me estorbara entre aquel pezón y mis dedos.
    
    Su pezón era gordo y ancho (o al menos eso es lo que me dice mi memoria táctil) y se encontraba completamente erecto. Bendita suerte la mía, el metro hizo un tercer parón entre las 3 últimas estaciones que faltaban para mi bajada, que era la estación Centro Médico. Seguimos así durante el parón y tuvimos, por increíble que parezca, dos minutos de oscuridad, ya que se fue la luz del vagón. Su vulva era como un vaso de agua y mi verga un mástil dispuesto a cualquier cosa.
    
    Al borde de la locura y por ...
    ... instinto, comencé a desabrochar su camisa, pero me lo impidió. Intenté lo mismo con el pantalón, pero con el mismo resultado. Por consiguiente, me conformé con la paja tan morbosa que estaba recibiendo y el placer de tocar a una mujer.
    
    Y continuamos con lo que veníamos haciendo desde hace rato. Mil cosas pasaron por mi mente y fantaseaba con irme a joder con dicha mujer, pero el destino me tenía una mala jugada (ya era mucha buena suerte). Justo cuando estábamos por llegar a la estación Eugenia, aquella mujer, que hasta el momento, siempre había estado de espaldas, se despegó de mí tan súbitamente que no me dio tiempo de reaccionar. Se volteó y me miró fijamente.
    
    Su rostro, hasta ahora oculto a mí, reveló una cara normal. No era bonita, pero no era fea; sin embargo, tenía una mirada de lujuria que jamás olvidaré. Se acercó a mí y me besó con furia. Al besarla me apoderé de sus nalgas y las sobé con brío. Ella hizo lo propio con las mías y justo cuando las puertas del vagón anunciaban su cierre, se despegó de mí y salió corriendo. Lo súbito de sus acciones me impidieron perseguirla y me quedé plantado, con la verga parada, a medio beso y caliente como nunca. (mujeres… en serio… no hagan eso… nunca)
    
    Paralizado y pasmado por toda la situación que acababa de experimentar, no me di cuenta de que todas las miradas se posaban sobre mí y mi erecto miembro. De inmediato me dirigí a la puerta del vagón, pues en la siguiente era mi bajada. Cuando finalmente llegué a mi destino (el ...