Una estadía en Mallorca, el quinto d&iacute - Relatos Eróticos

Una estadía en Mallorca, el quinto d&iacute

... culo” Sonrió al decirlo.De repente la media se salió de mi cara, dejándome la boca libre.“Ni te imaginas a tu mujercita cogiendo con vergas de negros enormes,,,” Le dije para distraerlo y ponerlo nervioso, mientras seguía taladrando mi culo con esa verga increíble.“Ya lo sé, a ella le encanta mi pija, como va a gustarte desde ahora…”Tenía razón, me encantaba su pija en mi culo. A pesar de que me lo estaba destrozando a pedazos. Comenzó a moverse más rápidamente, logrando un ritmo de bombeo tremendo, que me provocaba dolor y placer a la vez…Mientras sentía su verga entrar y salir de mi ahora dilatado culo, recordaba cómo me había cogido mi negro Eriq en estos días… lo peor es que esto me parecía mucho mejor todavía… Estaba irremediablemente perdida…Cómo iba a decirle a Helena que su marido tenía una verga descomunal y que me había encantado cómo me había sodomizado con ella. Esa misma pija que mi amiga se tragaba con su hermosa boca y después la recibía en su concha y en su delicado culo...Jorge me sacó de mis pensamientos: “Voy a acabar, ...

... Anita”Entonces comencé a mover mis caderas al encuentro de su pija, hasta que sentí que estallaba dentro de mi culo y recibía una buena carga de semen caliente.Cuando me la sacó, todavía dura, sentí una descarga eléctrica recorriendo mi cuerpo y aullé como una verdadera perra, acabando en un orgasmo infernal.Jorge soltó una carcajada y metió sus dedos entre mis labios vaginales, sacándolos manchados de mis jugos…“Flor de puta tiene mi mujercita por amiga…” Dijo riendo.Se inclinó para soltarme las manos y entonces le pregunté:“Vas a borrar ese video ahora?”. “Yo ya cumplí mi parte del trato”.“Ni lo sueñes, nena… Vas a tener que convencerme cuando volvamos a Buenos Aires, perrita”“Es que voy a tener que dejarme coger cada vez que quieras?” Pregunté.“Disfrutaste como una perra, no pudiste evitar ocultar eso, no te quejes”.Jorge cerró la puerta detrás de él y yo me quedé pensando que, para ocultar mi secreto con Víctor, iba a tener que cederle mi culo a ese turro cada vez que me lo exigiera…Eso me provocaba cierta furia, pero también mucha excita