El consentido de mamá. parte 2 - Relatos Eróticos

El consentido de mamá. parte 2

... nuestro secreto y que seguía confiando en que jamás se enteraría nadie, yo por supuesto con la relación y vínculo que ya manteníamos de confianza absoluta ,  le respondí que jamás diría una palabra. Mientras nos miramos fijamente a los ojos desnudos y excitados hicimos el pacto de silencio, dónde seríamos amante y estaríamos dispuestos siempre el uno para el otro.
Nos besamos apasionadamente y como conté en el relato anterior por mi falta de experiencia no la pude coger parada en la cocina, ella como toda una hembra con experiencia y ansiosa por brindarme su conocimiento, espero a mi pija estuviera nuevamente al palo, una vez que vio que estaba en el punto justo para su hermosa concha, me llevo de la mano hasta su habitación, fuimos los dos desnudos desde la cocina , subimos la escalera hasta llegar a su cama, dónde lejos de hacer todo ella me dijo.
-	Mamá: Si querés ser mi novio tenés que practicar.
Me sento en la cama quedando ella parada, podía hasta oler el aroma que emanaba de su concha por la excitación, ya se notaba que estaba húmeda después de toda la secuencias, yo me acosté y le dije que se acostara junto a mi, la abrace desde atrás pegando mi pecho a su espalda, ella arqueo la espalda abriendo como una flor su delicioso ano y ...

... dejando expuesta su ya mojada concha lo que me facilito tremendamente el poder enterrarle mi pija. Apoye la punta y estaba caliente y lubricada, despacio comencé a metérsela mientras la empujaba hacia mi agarrándola de su vientre, ella se dejaba guiar por mi mientras supervisaba todo acomodándose para sentirla más y haciéndome creer que yo dominaba la situación para que ganará confianza, como en la cocina ya había acabado, tarde un poco más, yo quería cogerla bien, que sienta placer y que lo sienta con fuerza, con cada envestida quería logra que se exitara más y que sienta bien adentro mi pija dura para que gozara, la excitación era tanta que después de 15 minutos más o menos acabe de nuevo, nos quedamos los dos en la cama, yo abrazándola y ella excitada y feliz, mi ansiedad me hacía que le acariciara todo el cuerpo y principalmente los pelos de la cocha. Ella nuevamente me hizo prometer que yo nunca diga nada y asi podríamos seguir haciéndolo cada vez que queríamos. Un tiempo después ese mismo año mis padres se separaron, siempre mantuvimos nuestro vínculo único de amantes, hasta pase la pandemia en su casa donde otra vez nos liberamos y redescubrimos esa química única. Pero en el próximo relato voy a contarle la caliente cuarentena que vivimos.