1. Conquista de una madurita muy apetecible


    Fecha: 21/07/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... desayuné muy temprano, si tú no has comido nada te acompaño y vemos. Así que me paré en un cafecito, tomamos café y unas rosquillas y nuevamente a hacer mi labor de conquista, no les comenté que ahora no traía sus ya famosas para mí mallas negras, venía enfundada en un vestido apenas a la rodilla con algo de vuelo, bien ajustado a la cintura y sin mangas, con lo que mi calentura y cachondos pensamientos no solo no cesaban sino que más caliente me tenían. En el cafecito que paramos, por la hora estaba para nosotros solos y con la música nuestra plática no era escuchada por nadie más así que seguí al ataque y acercándome a ella y poniendo una mano en su piernas, así como muy natural sin avanzar más a la altura de sus muslos le decía casi al oído, Amparito, ya lo pensaste bien, anímate y nos escapamos para pasarla a toda madre, que con mis ganas y tu cuerpecito, vas a ver que bien la pasamos, ella sin chivearse (apenarse como decimos en México), volteo su cara hasta quedar de frente muy cerca y me dice, mira chiquito, si no es que no me gustes o no quiera, no se necesita ser muy listo para saber que una mujer más o menos normal con tanto tiempo de abstinencia anda quemándose, pero como te dije la otra vez, entre tantas broncas y ya que el muy cabrón de mi marido desde que se salió de la casa no se ha hecho cargo de nada, entre la tiendita que tengo, y que no paro de moverme vendiendo que si cosméticos, tupper y cuanta cosa puedo, pues apenas voy al día, así que no ando ...
    ... tranquila como para distraerme... le insistí y le digo mira Amparo que en buena onda si ya estás haciendo lo más que puedes por tus hijos, debes de buscarte un rato para ti y que mejor que pasarla juntos a gusto, a mis palabras ahora sí mas abiertamente acompañaba el movimiento de mi mano ya directo en sus piernas subiendo despacio pero sin parar y entre palabras y pequeños besos y caricias en su cuello intentaba que fuera bajando sus defensas y porqué no, se animara a lo propuesto. Ella como que no quiere la cosa, pero no rechazaba mis caricias y poco a poco abrió más sus piernas y me permitió sentir el bulto de su panocha ya con algo de humedad, apartando el resorte y llegando con dos de mis dedos a acariciar superficialmente su rajita, soltó un pequeño suspiro ahogado y quedito me dice al oído, ya ves, esto es lo que yo estaba tratando de evitar, pero ni modo, llévame a otro lado...
    
    Como si de ello dependiera mi vida pagué la cuenta, salimos y busqué un Motel conocido por Revolución.
    
    Entramos y ya con más calma volví al ataque, ahora sí tratando de ir desvistiendo a Amparo, ella también comenzó a responder a mis caricias y no dejaba de besarme y sobarme la espalda y las nalgas por encima de mi ropa, la lleve hasta la cama y ahí seguí hasta que quedó solo en una pequeña pantaleta muy sencilla, de algodón con dibujitos y que se veía muy gastada, así como un brasier de media copa al que se le notaban que hace mucho habían pasado sus mejores días.
    
    Me fue dejando hacer, me ...
«1...345...»