Trío por equivocación
Fecha: 25/07/2017,
Categorías:
No Consentido
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... agache para ayudarla. Lo hizo eligiendo mis huevos y mis piernas. Hasta que comenzó a tenerle la cabeza a la pibita para que mi verga se haga lugar en lo profundo de su garganta estrecha.
Lili le manoseaba las lolas y me decía todo el tiempo:
¡dale Migue, atragantala de leche a esta putita barata, quiero ver cómo esta tragona se la come toda… no te salvás de cogértela adelante mío… es una trolita calientapija!
La nena sabía cómo hacerlo. La olía con brillo en los ojitos, me la mordía suavecito, juntaba su lengua a mi glande por adentro del prepucio y me babeaba hasta la consciencia.
No pude más que exigirles que me comieran todo el tronco después de ver a Liliana besuquear entera a la pendeja y detenerse en su vagina, la que saboreó como a esos manjares exóticos, diciendo:
¡ay nena, qué riquísima está tu conchita, te voy a sacar esa calenturita que tenés con mi jefe, me encanta tu olor a concha putita mía!, mientras fregaba su nariz en el oasis de jugos que latía en su piel, y colándose algún dedito en su argolla peluda.
Les acabé en la lengua a las dos después de que sus boquitas se intercambiaban mi pija hinchada. Las dos luego se besaron con mi lechita en sus labios.
Yo creí que todo llegaba a su fin cuando me senté en la compu para responder un mail. Pero Liliana tomó de los brazos a Piukén y la subió nuevamente al escritorio, y abriéndose los labios vaginales se le trepó para apoyar su clítoris en el de ella.
Cuando comenzaron a frotarse con ...
... cada vez más velocidad, el personal lentamente retomaba sus puestos, por lo que trabé la puerta y me senté a observar cómo la nena le metía un dedo en el culo a Lili, y lo propio hacía ella con la nena, que gemía repitiendo:
¡haceme acabar puta reventada!
Lili le devoraba las tetas, le marcaba el cuello con chupones, le hacía lamer sus dedos, le mordía los de ella, le arrancaba el pelito y le escupía la pancita, imagino que para generar alguna sensación resbaladiza con la refregada que se regalaban.
Además Lili le decía:
¡te gusta el dedito en la colita mami, te calienta chiquita?, eso sí, te vas a comer la pija de Miguelito, aunque haya mil personas acá perrita!
Mi pene estaba listo para actuar cuando al fin Piukén se me sentó en la falda, acabadita, sudada y con las huellas de Liliana en la piel, ya que le dejó tremendos besos pintados por doquier.
¡cogeme hijo de puta, dame pija!
Eso fue lo último que oí de su voz antes de clavar con precisión mi lanza de carne en su conchita ardiendo, y comencé a devastar sus entrañas con mis envestidas, moviéndonos incontrolables, entre nalgadas, rasguños, algún grito que Lili le ahogaba poniéndole la mano en la boca, por más que la guacha se la mordiera.
Pero no fue posible callarla cuando mi poronga seguía entrando en sus paredes, y Lili agachada le lamía el orto.
Sentía que se estaba meando mi nenita de tanto acabar mientras la lengua de Lili parecía tan larga como para los puteríos que solía armar.
La ...