Mi primo desnudo en el río - Relatos Eróticos

Mi primo desnudo en el río

Desde niño sabía que me gustaban los hombres. Mi educación religiosa me impedía confesarle a mi familia que soy gay. Tengo un primo 2 años menor, a él le gustaba desnudarse cada vez que podía cuando éramos pequeños, cosas de primos. Me encantaba verlo desnudo aunque yo nunca me mostré así ante él. Años después, cuando yo ya tenía 18 fuimos a un río y me dio curiosidad de ver su cuerpo adolescente desnudo, ya que había pasado un tiempo sin verlo. En realidad una vez que pasé por ahí pensé que era buena idea ir con él para ver qué pasaba. Le propuse bañarnos desnudos aprovechando que no había nadie más, y tampoco se veía que el río fuera frecuentado ni vivía gente cerca. Yo no sabía si él aceptaría pero sí estaba decidido a desnudarme con tal de verlo también. Me dijo que no, entonces tocó quedarnos en bóxer. Nos bañamos un rato y jugamos cosas normales como tirarnos agua. Yo moría por verlo desnudo pero ya era imposible, no quería que pensara que era gay si le insistía. Yo noté que me había entrado arenita en el interior y al rato él dijo que se iba a sacar la arena. Mi corazón empezó a latir con rapidez cuando dijo que se iba a quitar su bóxer para limpiarse. Me dio la espalda y se fue debajo del puente para que no lo viera algún transeúnte. Me dijo que volteara la cara para el otro lado. “Está bien”, le dije y me giré. Esperé diez segundos y volteé a ver. Era hermoso. El agua le tapaba sólo hasta las rodillas, vi sus nalgas lisas y lampiñas bien paraditas, estaba de pie ...

... con su bóxer en la mano, de pronto se agachó para lavarlo y ¡santo Dios! Qué cuerpo tan lindo tenía mi primo. Pude ver desde atrás sus testículos y su pene flácido colgando, todo se le veía grande, más grande que lo que yo tenía. De repente y sin ninguna pena se giró quedando de frente hacia mí, era el primer hombre hecho y derecho que veía desnudo. Mi primo era delgado con un abdomen plano y lampiño, tenía una mata de pelo alrededor de su pene y un poco en sus huevotes, ese pene le mediría unos 14 centímetros en flacidez y era de color más oscuro que el resto de su cuerpo. Se rió como avergonzado y dijo que dejara de verlo, pero tampoco hizo ningún gesto de cubrirse u ocultarse. Su pene se movía de un lado a otro mientras se dirigía a la orilla diciéndome que ya era hora de irnos porque lo iban a regañar. Me animé a acercarme mientras él caminaba desnudo, se puso su bóxer y cuando estaba por ponerse el short de mezclilla se me ocurrió algo para poder verlo desnudito de cerca por más tiempo. “Te van a regañar si llegas con la ropa mojada, mejor quítate ese bóxer mojado”. No creí que me fuera hacer caso pero a escaso un metro de mí volvió a desnudarse y yo estaba excitadísimo viendo su pene, sus huevos y sus nalgas ya sin ninguna pena de mi parte. Subimos a nuestras bicis y recorrimos la media hora de camino a casa. Sólo llegué y me encerré en el baño a descargar toda mi leche. Quería hacer que verlo desnudo se hiciera normal en nuestra relación como antes, así que me puse a ...