EXTRAÑO PAJEA A MAMÁ - Relatos Eróticos

EXTRAÑO PAJEA A MAMÁ

Hola, soy Roberto. Esto que voy a contar ocurrió hace bastante tiempo, cuando yo estaba en primaria y las tardes del jueves mamá y yo íbamos al cine del barrio a ver películas de reestreno. En una de estas sesiones, a pesar de la oscuridad de la sala, descubrí lo mucho que me gusta espiar a la gente realizado acciones sexuales, del tipo que sea. O sea, que soy VOYEUR.
Pues resulta que aquella tarde, con papá de viaje por varios días y mamá más recaliente que una perra por la falta de sexo, nos fuimos a ver "Los 300", una película sobre los espartanos luchando contra los persas. A mami le gustaban mucho las películas donde los hombres se muestran musculosos y casi desnudos, con el paquete bien marcado, como los romanos, gladiadores, Tarzán, Connan, etc. Ella no lo dice pero yo observo cómo se pone cachonda con esos cuerpos esculturales y esos minúsculos taparrabos que esconden una buena polla.
Pues estábamos viendo la peli de "Los 300", como dije, cuando se vino a sentar junto a ella un hombre de edad mediana y bien parecido. Yo me puse atento a todos los movimientos pues me imaginaba que algo interesante podía venir. No tardo él en acercarle su pierna a la de mi madre, y ella no separó la suya. De manera que el desconocido dedujo que aquella hembra regordeta y de buenas tetas, con un hijito que no se iba a enterar de nada, era una buena presa para sus intenciones lujuriosas. El hombre puso la mano sobre la rodilla de mami y esta se dejó, de manera que siguió subiéndola ...

... muslo arriba hasta rozarle las pantaletas. Mamá se abrió de piernas para facilitar el acceso de la mano hasta la concha. Este metió un dedo en la raja, por encima de las bragas, y le tocó el clítoris. Entonces mamá ya perdió el sentido, la chucha ya la tenía empapada de jugos. En un brusco movimiento, pensando que yo estaba atento a la pantalla, se bajó las bragas, las quitó y se las guardó en el bolso. El hombre tenía pues todo el campo libre. Empezó a pajear sin piedad a mami. Ella gemía de gusto pero era tal el ruido de las batallas que se libraban en la peli que solo percibíamos sus gritos de placer los más próximos. La muy puta se corrió varias veces, convulsionándose en los momentos de máximo orgasmo. 
Parecía ya estar satisfecha, pero el hombre no. Así que este le cogió la mano y se la llevó a su entrepierna donde había un gran bulto a punto de explotar, le hizo bajar la cremallera del pantalón y le puso su polla babeante en la mano, indicándole que lo masturbase. Ella dudó un momento pero reconoció que sería justo que él también tuviese su recompensa, así que empezó a meneársela primero a ritmo lento, para no llamar mi atención, y después frenéticamente, hasta que el desconocido se corrió en su mano con abundante lefada. Mamá sacó sus bragas del bolso y se limpió, siempre mirándome de reojo, pues temía que yo hubiese visto algo. La muy zorra se recompuso como pudo, me cogió de la mano y abandonamos el cine, sin acabar la película. Ya en la calle me dijo:
- Espero una ...