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El ahijado se creció
Fecha: 27/07/2018, Categorías: Hetero Autor: oscareduardo, Fuente: SexoSinTabues
Carlos después de muchos años viajaba a su pueblo natal, estaba ansioso de volver a recorrer sus calles, a reencontrarse con su pasado pero sobre todo a rememorar su niñez , iba a casa de su madrina Raquel y ese era una de las cosas que más lo tenía excitado. Cuando niño el paseo dominical a la casa de sus padrinos era algo obligatorio, pero a diferencia de otras cosas que tenían ese carácter de obligatoriedad la visita a su madrina era algo que esperaba con ansiedad. En esa época él tendría unos once años y su madrina unos veintidós años, era una mujer muy bonita pero sobre todo lo que más le fascinaba de ella era las hermosas tetas que tenía, por su tamaño, por su voluptuosidad , por su turgencia y porque estaban adornadas de dos hermosos pezones que resaltaban en sus vestidos o blusas, eran grandes, erectos y el principal adorno en su vestimenta. Raquel sabía lo que tenía y trataba en lo posible de resaltar esas cualidades usando vestidos con escotes atrevidos o la mayoría de veces omitiendo el uso del brasier. Pero había algo que Raquel había percibido desde un principio y era esa inmensa atracción que su ahijado tenía por sus bellas tetas y en su interior trataba de complacer ese deseo impúdico de su ahijado. Desde pequeño lo acostumbró a sentarlo en sus piernas para que Carlos se sintiera más cerca de ellas, Carlos en su precocidad le gustaba acariciar esos inmensos senos y su principal diversión era jugar con sus pezones pues siempre los encontraba como dormiditos y ...
... pequeños, pero cuando él los acariciaba empezaban a levantarse y ponerse duros y paraditos, mientras Carlos se divertía con las tetas de su madrina ella le acariciaba su penecito por encima del pantalón, al principio no había reacción en el chico pero después empezó a detectar una leve erección que a ella le producía un morbo emocionante, en esa época Carlos no entendía qué pasaba pero ahora se daba cuenta que sus caricias infantiles excitaban a su madrina y lamentaba no haberlo sabido en esa época. Tan acostumbrados estaban los dos a ese juego que ya se habían inventado hasta un código de señales para iniciar su juego erótico…Carlos todavía se acordaba de la señal convenida para sentarse en las piernas de su madrina…sin quererlo esos recuerdos empezaron a excitarlo y a llenarlo de expectativas… un estremecimiento pasó por todo su cuerpo y sin querer un principio de erección empezó a incomodarlo. Pero lo que más recordaba era la última visita en la que su madrina sabía ya del traslado de sus padres a otra ciudad…prácticamente era el último juego entre ellos…ese día su madrina tenía una blusa corta y no llevaba brasier…sus tetas parecían más grandes que de costumbre y sus pezones erectos no necesitaron de las caricias de Carlos sino que ya estaban parados…su madrina lo sentó en las piernas y aprovechando un descuido alzó su blusa y le brindó sus pezones para que Carlos los pudiera chupar por primera vez…fue un instante maravilloso para los dos…Carlos se sintió el niño más feliz ...