1. MIS PAJAS POR LAS PIERNUDAS


    Fecha: 04/08/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Soy un hombre solo. Vivo en una casa donde enfrente, hicieron una construcción destinada a alquilarla para estudiantes universitarias, ya que vivo en una ciudad donde hay una universidad a la que concurren estudiantes de otros lugares, y a esta construcción que comentaba, una vez finalizada llegaron unas muchachas que parecían todas como seleccionadas por sus inmensísimas piernotas gordas y una hermosura despampanante. ¡Ayyyy! recuerdo que me dije, apenas las ví. Sabía que no iba a poder aguantar esas calenturas bestiales que iban a hacerme sentir, y ya. imaginé lo que me iba a pasar: Iba a empezar a pajiarme por las piernudas, como el más desaforado de los pajeros. Dicho, y hecho. Ya el primer día la Yéssica -una despampanante muchacha por demás piernuda-,comenzó a hacerse ver ante mí con una despampanante minifalda extremadamente cortita, y fue sólo verla, y mi vergota casi dá un alarido como Tarzán, el de la selva. Salí expreso hacia adentro, y como un demente calentón, me desnudé y comencé a pajiarme por la Yésssica, hasta que los chorros de leche me saltaron para todos lados mientras profería yo los más extravagantes gemidos y suspiros orgásmicos que la Yéssica escuchaba claritos, dándose perfecta cuenta de lo que me estaba pasando por ella. Me pajié varias veces hasta calmarme, y seguía yo con mis gemidos y exclamaciones sin disimulos. Obviamente que la Yéssica fue y le contó a sus amigas lo que había pasado, y ahí nomás, pasé a ser un personaje para ellas. ...
    ... Simpáticas todas, y muy amistosas, apenas nos cruzamos me saludaron, pero yá. esa "cosa" entre nosotros estaba planteada: ellas, sabían que yo ardía por ellas, y que era un desaforado pajero que me desahogaba a mi manera pajiándome como un demonio. Me saludaron como les decía, pero en sus saludos iban mezcladas las risitas cochinas, y las miraditas cómicamente burlonas, maliciosas, puerquitas. Corría yo hacia adentro cada vez que las veía ahí en la vereda, y ellas ya sabían a dónde iba yo, o, mejor dicho. "a qué" iba. y ya empezaban a soltar risitas, y cuando mis gemidos y suspiros -que exprofesamente maximizaba yo en sus volúmenes-, comenzaban a ser por ellas oídos, sus carcajadas brotaban a coro. Mis orgasmos eran cada vez más potebtes, y mi leche saltaba mientras las miraba a través de las hendijitas de la estera de mi ventana, pajiándome a dos manos y hasta saltando en el frenesí masturbatorio aquél. Luego, saliendo yo hacia afuera y dejándome por ellas ver, me hacía yo el muy seriecito y muy indiferente, pero ellas sabían que éso era parte de mi jueguito, y me miraban con las más cochinas risitas haciéndose entre ellas comentarios en voz muy baja, que arrancaban las más estridentes carcajadas a cada rato. Yo. me hacía el muuuy seeeerio. E llas. más se reían. Cínicamente hablaba frecuentemente yo con todas ellas haciéndome el muy respetable señor de la seriedad total, pero siempre exagerando a propósito éso para que ellas se dieran cuenta de aquél mi jueguito, y debían hacer ...
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