1. La hija de mi vecina 2


    Fecha: 04/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... aunque no quisiera, que quería mostrarse fría, se estaba mojando, escuchaba sus gemidos, movia su cuerpo, le levanté bien las piernas y metí mi cabeza entre sus piernas y empecé a lamber su ano, que estaba salido para afuera, abierto, volví a subir lambiendo bien esa conchita rubia, virgen, empapada. Mercedes gemia y movía su cuerpo para los costados. «Cogeme, rompe mi concha, desvirgame», me pedía entre ayes de placer, retorcindo su cuerpo. Yo tenía dura la pija, la fui besando, le chupe sus tetas, mi pija rosaba su concha. Mercedes estaba con sus piernas totalmente abiertas, se le abrían los labios externos de la concha, me arrodille entre sus piernas, la acomode con la mano y escuchaba sus gemidos mientras haciendo fuerza se la iba metiendo. Dio un fuerte gemido cuando metí más de la mitad de mi pija, otro empujón mas, otro quejido de Mercedes y mi pija estaba toda dentro de su concha. Sentía lo caliente que tenía la concha, veia como mi pija entraba y salía de dentro de Mercedes sucia de sangre. Me metí sus pies en mi boca y mientras la cogía pasaba mi lengua por entre sus dedos, haciendo que Mercedes gima con mucha fuerza, siendo casi gritos de placer. «Te gusta como te estoy cogiendo?», le dije metiendo y sacando mi pija de su concha, «siiiiiiiii, sigue, me encanta como me estás cogiendo», dijo gimiendo, suspirando, dando ayes de placer. «Te la voy a meter en la cola, no quiero dejarte embarazada», le dije sacando mi pija ensangrentada de su concha. Así como estaba, ...
    ... le levanté más las piernas y se la acomode contra su ojete, «despacio», me dijo. Veía su cara de jovencita, sus tetitas bien blancas, sus pezones y sus aureolas bien rosadas, sus pies junto a mi cara, y empecé a meterla en la cola de Mercedes lo más despacio que podía. Los ayes de placer, como me decía que siga metiendo la pija en su cola, como pasaba sus pies por mi cara, hacían que se la fuera metiendo, disfrutando de su cola, pero con todo cuidado. Su ojete se volvía a abrir a medida que mi pija entraba. «Uffff, uffff», decía Mercedes teniendo toda la pija metida en su cola. «Ahora no te dolió tanto la cola, verdad?», le dije pasando mi dedo por su clítoris. «Noooooo, estoy disfrutando, sigue cogiendome así que me estás matando», me gritaba Mercedes sin dejar de gemir. «Ricardo, Ricardo, me meo, sigue no pares que me meo», gritaba Mercedes empezando a temblar, a sacudirse, yo seguía sacando y metiendo mi pija de su ano, sentía una extraña sensación, quise gritar, me empecé a acabar de nuevo dentro de la cola de Mercedes, no podía dejar de mover mi cuerpo. Los dos gemiamos con mucha fuerza. Yo le mordia los pies a Mercedes, movia mi pija en círculos dentro de su cola, no podía dejar de moverme. Quedamos exhaustos, respiramos agitados, yo apoyaba mi cara en la planta de sus pies, lentamente saqué mi pija de su cola, vi lo abierto que tiene el ano, me acosté a su lado. «Madre mía, que cogida me diste, me dejaste muerta», dijo Mercedes, dejando que la abrace y quedamos así, ...