1. Renacer despues de mi divorcio


    Fecha: 13/08/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... dolor/placer. - - Su culo, su ojete, era estrecho y cálido como un horno. Entró con relativa facilidad, y enseguida me di cuenta de que era tan delicioso y calentito que me costaría horrores no correrme enseguida. Sentía la fantástica presión de sus nalgas oprimiendo, ordeñando mi afortunada polla. Lo cogí por las caderas y lo hice subir y bajar un poco. Él, traspuesto todavía, se dejaba hacer. En unos momentos ya lo tenía bien aferrado por las caderas, haciéndolo cabalgar levemente, horadando aquel trasero. - - - ¡Jodeeeeerrr, qué culoooo! -no pude reprimir.
    
    - - Él gimoteaba y suspiraba, sin acertar a decir nada. Lo hice rodar de tal manera que quedó debajo de mí. Mi polla, por supuesto, aún dentro. - ¡Vaya polla!, ¿eh? -le dije, fanfarrón, sin creerme aún del todo que, al fin , se lo había metido.
    
    - - Seguí empujando. Cada vez era más fácil entrar y salir de su ojete. Él suspiraba, y no de dolor precisamente. Lo puse a gatas, yo detrás de él, en la posición más clásica para dar por el culo. Ahora no sólo podía penetrar a conciencia, sino que tenía ante mí una maravillosa perspectiva: su trasero, su hermosa espalda, su cabecita rubia, meciéndose al vaivén del bombeo al que lo sometía. - - Empecé a darle con creciente fuerza, con decreciente compasión. La polla resbalaba hacia dentro con relativa facilidad. Menudo culo tenía el niño. Se lo metía hasta los huevos, lo sacaba hasta la mitad y se lo volvía a clavar inmisericordemente, así una y otra vez, una y otra vez, ...
    ... una y otra vez. Sus gemidos eran ya claramente orgiásticos. Gozaba como un pato sucio. Mi polla desaparecía una y otra vez en el interior del culazo de Chepo. Él gemía roncamente, absolutamente ido, incapaz de oponer alguna resistencia. Chicos, ojalá hubierais estado allí para sentir aquel ojete . Para estimularlo, le azotaba el culo. Saboreaba el "plas" del sonido de sus macizas nalgas, una y otra vez. El pobrecito se llevó una buena azotaina, pero se lo merecía por tener aquel indecente culo. Además lo animaba con mis comentarios, que lo ponían más cachondo. - - - ¡Vaya culo tienes, pato! ¡Pero qué cacho de culo! ¿Te gusta que te den por el culo? - Sssiii.sssii...ssiii....-gemía, indefenso.
    
    - - Dentro-fuera, inmisericordemente, como debe follarse un buen culo, enseñándole para qué se lo dio la naturaleza. Creo que a Chepo le quedó bastante claro. Yo sentía mi carne perderse allí dentro, volver a salir amoratada por la presión, volver a clavarlo sin miedo, confiando en mi propia dureza, en la elasticidad de su recto. Lo que más me animaba era oírlo gemir obscenamente, sin recato. Saboreaba pensar que después de compartir amigablemente varias semanas atrás ahora estuviera enculandome a este pana, por fin, me lo estaba follando, y cómo me lo estaba follando, sin piedad, sin compasión. - - Tíos, no sé cuánto tiempo me lo estuve follando, pero fue mucho. Solté una primera descarga, pero enseguida se me puso dura, tanto deseaba follarme así a mi amigo. Me corrí dos veces más ...