1. El Brujo del Pueblo


    Fecha: 13/08/2018, Categorías: Gays Autor: lewisvagi, Fuente: SexoSinTabues

    ... ver y oler ese aroma a hombre que emana de la zona privada y prohibida hasta ahora para hombre alguno; porque esa verga que asomaba nunca fue ofrecida a otro solo a mi, a mi que la estaba destapando como si fuera un regalo ofrendado y su dueño solo cerraba los ojos con un pecho que se elevaba e inflaba por el morbo del momento. Que pedazo de verga fue saliendo, a medida bajaba las prendas, sus piernas se estiraban y un aroma a macho y jabón de baño llegaban a mi nariz, es algo que solo un gay y algún que otro hetero afortunado han podido sentir… no tenía apuro, mas bien parsimonia para disfrutar el momento muchísimo más y grabarlo en mi mente ya la verga salió con un empalme que al brotar rebotó contra su vientre dando un sonido solido y fuerte, que hermosura de pene, largo, grueso y coronado con una cabeza que un tomate o un hongo son su mejor descripción, bajé mi cabeza lo suficiente para pasar mi nariz por todo su largo iniciando por sus guevos, llegando al glande y bajando nuevamente sin rozarlo siquiera, solo permitiendo que Pilo sintiera mi respiración y mi aliento sobre ella, besé su ingle al lado de ese miembro y bajé besando las piernas para toparme con sus zapatos que saqué uno a uno teniendo el pantalón atorado en sus tobillos, luego saque un calcetín para desnudar un pié grande nervudo con un arco bien pronunciado y un talón ancho y firme de piel gruesa y suave con unos dedos largos bien formados, que delicia de pié, no pude esperar y besé su arco pasando ...
    ... suavemente la lengua a su contorno, oliendo esa piel que despedía un olor suave a piel y talco de hombre, sabroso . De igual forma proseguí con el otro pié que fue desenfundado de la misma forma y olfateado y besado por igual, pasando la punta de mi lengua por su tobillo mientras con mi otra mano fui sacando el resto de pantalón y bóxer atorado en los tobillos descubriendo las pantorrillas gruesas y cubiertas de pelos que me hacían cosquillas en la lengua. Que hombre mi Dios, es así como lo pedí, rico y sabroso; sus ropas cayeron de lado y subí con mi lengua por sus pantorrillas, muslos internos hasta llevar antes de ese hermoso saco que cubriendo un apetitoso par de guevos no dejaba de mostrar lo cargados que estaban. Esta vez si, posé mi boca en cada uno de los guevos de mi macho saboreándolo metiéndolo dentro de mi boca para acariciarlo con la lengua, succionar y soltar que rico par de bolas para mi jugar. Que olor compadre, mmmm un bocado di cardenale, subí por su tronco grueso con la lengua y posándome en su frenillo lo succioné y palpe y seguí dando rápidos lengüetazos haciendo que Pilo se retorciera del gusto y me acariciara la cabeza con sus manazas alentándome a seguir más, muchísimo más y así fue, despacio succioné su cabeza que forzada entraba en mi boca para degustar sus contornos y poder al unísono descapullarla de esa fina tela de su piel que la protege y mantiene suave y tersa; este tipo lo que tenía allí no era la cabeza del pene, sino, una braza ardiente que ...
«12...567...»