1. La visita de mi cuñada


    Fecha: 13/08/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Todo empezó con una visita sorpresa de mi cuñada a mi ciudad. Ella es la hermana menor de mi esposa vive en otra ciudad y un día de imprevisto nos aviso que vendría porque tenía que realizar unos trámites, mi esposa tenía que viajar por trabajo y me encargó que ayudará a su hermana al día siguiente. Yo siempre me llevé muy bien con ella así que no le vi nada de malo.
    
    Al día siguiente fui a dejar a mi esposa en el aeropuerto y luego a recoger a mi cuñada. Cuando llegó me impactó verla, tuvo un bebé hace unos 8 mese y no la había visto desde ahí. Había adelgazado de una manera muy buena y su ropa la favorecía mucho, cuando llegó me quede mudo, ella me abrazó fraternalmente y yo ahí recién reaccioné. Me contó lo de siempre que como quedó su familia, que como hemos estado, yo le respondí y el pregunté en que le podía ayudar. Ella me indicó que trámites tenía que hacer y yo la llevé, fui su chofer durante el día.
    
    Tarde regresamos a mi casa, no es muy grande pero es cómoda, estábamos cansados y simplemente llegamos. Ella se recostó en mi cama yo salí y la dejé. Me seguía turbando el recuerdo de haberla visto en la mañana, se la veía deliciosa, sus tetas habían crecido , su trasero se veía en perfecto estado y esa falda que tenía me había dejado boquiabierto. Para tranquilizarme salí a comprar unas cervezas y regresé a leer un poco. Había pasado unas dos horas y ella se levantó, yo solo le sonreí al verla somnolienta, ella me dijo si podía tomar una ducha, yo no le vi el ...
    ... problema.
    
    El problema empezó cuando la vi salir de la ducha con un top y un pequeño short. Si en la mañana me quedé impactado y ese momento debí poner una cara, ella soló me dijo:
    
    - Pasó algo.
    
    - No - le dije, aún turbado - soló que te queda muy bien ese traje.
    
    - Jajajaja parece que demasiado bien.
    
    Yo me sentía un tonto, era mi cuñada, me llevaba bien con ella pero no creo que para esas confianzas.
    
    Regresó con la misma ropa se sentó en el sillón y se sentó a conversar. Le ofrecí una cerveza, pero me dijo que no, por lo del bebé y su amamantamiento. Ese momento sin querer vi sus pechos, noté que no tenía sostén, eran hermosos, preciosos y grandes, la verdad ese momento desee tenerlos, pero regresé a la realidad, ella solo sonrió, parecía que le gustaba el juego.
    
    Me senté a su lado y comenzamos a conversar de varios temas sin mayor importancia. De repente ella me dijo que se sentía un poco mal.
    
    - Que te pasa - le dije-
    
    - Me da un poco de pena decírtelo es cosa de mujeres.
    
    - No te preocupes, he escuchado muchas cosas de esas, dime que te pasa.
    
    - Prométeme que no te reirás y sobre todo que no se lo contarás a nadie, a nadie.
    
    - Te lo prometo - le dije con una gran curiosidad.
    
    - Me duelen un poco los senos, es porque tengo mucha leche y no pude amamantar a mi bebé.
    
    - Eso no lo había oído, pero como puedo ayudarte - le respondí.
    
    - Recuerda lo que me prometiste.
    
    - Si lo recuerdo.
    
    - Lo que me alivia es un masaje, yo te indico como ...
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