Fin de semana clandestino (2)
Fecha: 16/08/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos
Mi nombre es Noah, y puedes acceder a la primera parte de esta historia, haciendo clicaquí.
Bruno mordió mi nalga con más fuerza de la que, presumo, hubiera querido. Me provocó un pequeño dolor, pero continué indiferente, concentrado en mi lectura. Como si supiera que aquello no era suficiente como para llamar mi atención, metió un dedo húmedo de saliva por mi ano. Era imposible continuar fingiendo interés por las desventuras de Kitty y su reciente enfermedad, probablemente a base del rechazo que sufrió en el baile.
Cerré el libro sin utilizar el marcador y me tiré completamente en la cama para dejarme hacer. Bruno lanzó una carcajada triunfal.
- Te desconcentré - comentó.
- Me gusta lo que haces - admití con un suspiro.
Continuó entrando y saliendo de mi interior con su dedo. En poco tiempo, había aprendido a hacerlo bien, con sutileza y lentitud. Tras el almuerzo, nos volvimos a acostar y, si bien no tuvimos sexo, nos quedamos libres de ropas, disponibles para cuando uno de los dos quisiera atacar. Bruno atacó primero. De repente, el dedo dejó de cumplir su trabajo y Bruno se movió sobre mí, al punto de sentir todo su abdomen en mi espalda y su miembro queriendo entrar en mi cola.
- No puedo creer que me gustes tanto - susurró.
Me encendió escucharlo. Me abrí de piernas y lo dejé entrar, en un ritmo pausado, sin la bestialidad de los primeros encuentros pero con la misma pasión. Su respiración en mi oreja me elevaba. Pero no acabó. Tras unos minutos, ...
... salió de mi interior y se acostó a mi lado, con su cuerpo hacia arriba pero mirándome a mí.
- ¿Tú eres de los que lo hacen? - preguntó.
Descifrar lo que quería decir Bruno, que desconocía en lo absoluto la jerga sexual, era de uno de los proyectos más interesantes de nuestra fuga del fin de semana.
- No te entiendo - admití.
- Es que si eres de los que hacen de hombres - explicó, lo que volvió a hacerlo aún más confuso. - Si tú penetras también.
- Ah, ya - dije, pero en ningún momento le aclaré el término. - Sí, soy lo que vulgarmente se conoce como versátil. Doy con el mismo placer con el que recibo. Me gusta adaptarme.
Bruno asintió y luego miró al techo.
- ¿Por qué lo preguntas? - insistí.
- Es que de repente me dio ganas de probar - admitió.
Una parte de mi interior empezó a dar pequeños saltos de alegría. Penetrar a Bruno no sólo despertaba mis más morbosas fantasías, sino que sería como una especie de meta cumplida. Amaba las películas porno en donde el pasivo resultaba ser el hombre más rudo y musculoso, mientras que el activo tenía unos aires más femeninos. No es que ese fuera mi caso generalmente, pero en contraste con Bruno, cualquier ser humano del planeta pasaba a convertirse en algo más femenino que él.
- Depende de ti - dije finalmente. - Si quieres, lo hacemos.
Me miró con la duda implantada en su cerebro y yo me moví de mi posición, porque la erección me iba a explotar en la cama.
- La idea te entusiasma - dijo, al ver mi ...