1. Recordando viejos tiempos


    Fecha: 16/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Soy Pedro de Valencia y tengo 28 años. Este relato lo publiqué hace años aquí. Pero posteriormente lo quité y por eso vuelvo a publicarlo.
    
    Voy a contar la cita que tuve ayer… Fue con Maite una chica de 20 años guapísima, una chica encantadora, con la que volví a recordar mis mejores tiempos. Yo soy Pedro y tengo 28 años, de Valencia (España).
    
    Maite es una chica especial. La conocí hace un par de años, gracias a mis relatos publicados aquí, con ella tuve varios encuentros sexuales (los primeros para ella y los mejores que yo he tenido) que fueron espectaculares. Una chica llena de sensualidad, dulzura, cariñosa. Las circunstancias de la vida hicieron que esos encuentros dejasen de producirse. Pero tras tanto tiempo hemos vuelto a hablar y ayer tuvimos un nuevo encuentro en el que revivimos e hicimos las mismas cosas que hicimos en nuestros primeros encuentros. En nuestros encuentros había sexo pero sin penetración, ella era virgen. Pero había mucha pasión, dulzura y buenos momentos.
    
    Fue todo como en los mejores tiempos, tal y como lo recordaba, tal y como era hace dos años. Fui a su pueblo y la recogí dónde siempre venía con su dulzura, su elegancia y su estilo. Al subir nos miramos furtivamente disimulando, en las calles del pueblo toca disimular por miradas indiscretas. En el coche mi mano se posa sobre su pierna y se dirige a su regazo. Mientras conducía simplemente mi mano estaba por encima notando su calor, aumentando su excitación con ganas de llegar al ...
    ... destino.
    
    Por fin llegamos al sitio, a nuestro sitio, al sitio de siempre. Un sitio en mitad de la huerta valenciana, al final del camino de campos una pequeña explanada rodeada de naranjos, un sitio escondido pero bonito y con el morbo y el miedo del y si… y si viene alguien, y si alguien nos ve.
    
    Nada más llegar bajamos del coche y cómo en los viejos tiempos abrí el maletero del coche y me senté ahí, ella cara a mí, nos miramos a los ojos. Esa mirada tierna suya se cruzó con la mirada mías de “te tengo ganas”, ella se iba acercando a mí poco a poco hasta que nos besamos. Nuestros labios tras tanto tiempo se unieron el primer beso fue un simple roce de labios, un simple hola, un simple te echaba de menos. El segundo ya fue más intenso, el segundo ya fue con más ganas, nuestras lenguas se unían se buscaban se tocaban. Mis manos se situaron en su culito, ese que en nuestras citas tanto me gustaba tocar.
    
    Pese al tiempo sin vernos, era como si todo fuera igual. La misma ternura, la misma complicidad, apoyado en el maletero besándonos. Nos abrazábamos y seguíamos besándonos, parándo de vez en cuando para una mirada cómplice, para un gesto de dulzura. Mis manos empezaron a recorrer su cuerpo, a acariciar su pecho, momento en el que le despojé de su ropa de cintura hacia arriba ante mi volvían a aparecer esos bonitos pechos, no pude hacer más que besar, que morder, que lamer, volver a meterme su pezón en mi boca.
    
    Cada vez estábamos más excitados, mis manos mientras nos besábamos ...
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