1. Deja Vu


    Fecha: 17/08/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: khyra, Fuente: RelatosEróticos

    El hombre vivía solo, alquilaba el altillo de aquella casa antigua y gozaba de la confianza de todos los integrantes de la casa. Siempre prolijo, trabajador, educado, honesto, incapaz de llevarse algo que no le pertenecía. Era una sombra en el hogar que no perturbaba en absoluto. Una garantía cabal. Habían pasado los años y se había quedado soltero; a veces salía los fines de semana, de seguro a la pizzería de la esquina a comerse una porción de fainá y beberse una cerveza mientras jugaba al pool con sus ocasionales compañeros de boliche. Y cuando el deseo apremiaba solo bastaba marcharse a la whiskería donde lo aguardaba Daisy, con su cariño de alquiler y sus expertas y frías caricias. Bastaban pocas arremetidas para desfogarse. Después fumar algún cigarrillo con ella como a escondidas, eso sí, siempre y cuando no estuviera muy concurrida la cosa. Sino a sacudirla y… afuera y bailando…
    
    Una vida chata y gris, sin futuro aparente, salvo por la presencia de ella. La había visto crecer ante sus ojos: la flor de la casa. Aquella muñeca delicada y prístina como un jazmín paseaba su fresca belleza por el lugar causando en él emociones encontradas. Veía como los galancitos la rondaban, con poco disimulado ardor, pero eso no lo inquietaba. Si ella se liaba con alguno de ellos y si hasta le obsequiaba su inmaculado tesoro, eso le tenía sin cuidado. El la deseaba para saborearla sin prisas, con calma, como se hace con los mejores manjares. Así lo imaginaba las veces que bajo la ...
    ... ducha se masturbaba en su honor, elucubrando dulces placeres y profundos abismos de gozo al tiempo que sentía como el orgasmo en su estallido le nacía desde lo más profundo.
    
    Ya era una mujer, al menos así la ley lo decía, aunque su cuerpo lo gritara desde hacía mucho antes. El hombre comenzó a atreverse, como si hubiera podido traspasar esa difusa frontera entre las ideas y el hacer. Ella parecía alentarlo, con sus sonrisas sugerentes y su mirada penetrante, esa… la inconfundible… la que le dice a un macho lo que una hembra no se atreve a expresar…
    
    La danza de los amantes, el juego de seducción se extendió sobre la mesa y el experto tahúr se enfrentó a la aprendiz. No era fácil traicionar la confianza de aquellos que le habían abierto las puertas de su hogar y jugar de trampa fue su única opción posible. Le gustó el desafío, le añadió adrenalina a su cordura y cosquillas casi olvidadas a sus entrañas…
    
    La tarde se presentó propicia. Hacía demasiado calor y ese día él había regresado antes. Una rápida inspección comprobó que no había nadie en la casa. En silencio, lo agradeció. Pasó por la habitación de la nereida y halló la puerta entreabierta. La vio de espaldas, se estaba secando, acababa de ducharse. Su cabello húmedo sobre su espalda, su cintura perfecta y su culo que no dejaba lugar a la imaginación, allí desplegado ante sus ojos, en ese espectáculo inesperado provocó en él una soberbia erección que no pudo ni quiso disimular. Por instinto se llevó la mano a su ...
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