1. ¡Felicidades, J!


    Fecha: 18/08/2018, Categorías: Primera Vez Gays Autor: Atenea187, Fuente: xHamster

    Hace casi un par de años, navegando por un chat, encontré el mensaje de un chico como hecho a mi medida: masculino, agradable, educado y con mucha afición a recibir sexo oral de alguien afeminado. Tras muchas conversaciones, decidimos quedar. Algo tranquilo, sin ninguna pretensión: una buena charla. Pasarían varios meses hasta que pudiésemos "consumar". El día en cuestión coincidió con su cumpleaños, y tras varias negativas por mi parte decidí animarme y dar el paso: le haría una buena mamada para celebrar sus 32.Tras un camino lleno de momentos bastante calientes (y obviando a veces la conducción) llegamos a su casa. Él me había confesado su gusto por estar desnudo, y procedió a quitarse todo. Rápidamente se acomodó en el sofá mientras yo me colocaba entre sus piernas, dispuesta a "desearle un feliz cumpleaños".Recuerdo que me impactó la dureza de su polla. No habíamos hecho nada y aquello ya estaba listo. Sabía que él se había masturbado con mis fotos casi desde que nos conocimos en aquel chat, pero no imaginaba que le pusiera tanto. Comencé a besarle el glande con mucha suavidad, y a rozar la zona del frenillo con la lengua. Pequeñas lamidas cortas y suaves como preludio de lo que vendría. Las gotitas de preseminal empezaron a salir, y yo aproveché para hacer como que me pintaba los labios con ellas. Todo esto sin dejar de mirarle a los ojos, bien entregada y putita. Lo que empezó siendo un jugueteo pasó a una auténtica succión en el capullo. Debo confesar que adoro ...
    ... saborear el glande, y cuando me lo meto entero en la boca, aprovecho para hacer girar mi lengua. J empezaba a estremecerse. El hecho de chuparle bien la punta me hizo salivar bastante, y al retirarme, los hilitos de saliva se confudían con el preseminal. Soy consciente del componente visual que puede llegar a tener una mamada, y me encanta hacer partícipes a los hombres en todo momento de lo que les hago.Poco a poco fui tragando más centímetros de su polla, que, sorprendentemente, se puso más dura. Saqué todo el aire de mi boca, y creando la sensación de vacío, con mis labios gorditos presionando en su tronco, comencé a bajar hasta abajo; eso sí, sin dejar de pasar la lengua por todo lo que ya estaba dentro de la boca. Hubo un momento en el que tuve que romper el vacío, y toda la saliva se desparramó hasta sus huevos. Me sirvió para comérselos: lametones de abajo arriba, pequeñas succiones, restregar mi cara contra ellos... Y también aprovechar para darme con su polla durísima en la cara (me encanta ponerme bien zorra cuando la chupo). Él tenía que pararme y besarme, y yo encantada. "Felicidades, mi niño, ¿te gusta tu regalo?", le dije. Él estaba como hipnotizado, mirándome con ojitos de cordero degollado y casi sin poder responderme. Viendo lo húmeda que ya la tenía, empecé a soplar muy suavecito por el tronco, para que notase el contraste entre la temperatura de su rabo y el soplido, y sin que lo esperase, volví a tragármela. Era el momento de abrir bien la boca y dejar que se ...
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