1. ALAN


    Fecha: 19/08/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... de las pelotas estando dormido. Pero no, no solo estaba dormido, estaba vestido, solo se había quitado las zapatillas y estaba descalzo. Y lo peor es que llevaba jeans y una camisa, que estaba dentro de sus jeans, bien ajustado. ¡Maldita sea! También tenía un cinturón y estaba boca abajo. Imposible. Quién sabe cuándo se presentaría otra oportunidad, él no dormía nunca solo, siempre llevaba a sus amigos o él se iba a dormir a casa de algún amigo, rara muy rara vez estaba solo. Tenía que arriesgarme, pero si me descubriese me mataría a golpes y todos en casa se enterarían que tenían un pariente gay y que andaba con unas tijeras cerca del pene de Alan. El televisor estaba prendido y la película en pausa, sin duda estaba esperándome y el sueño le termino ganando. Cerré la puerta y puse a correr la película con el volumen muy bajo. Ahí estaba Alan, en su cama, casi muerto o muerto en serio. Estaba a solas con él, en su dormitorio, con sus cosas, su ropa, así que no pude evitarlo. Comencé a tocar sus cosas, me acerqué a su armario, olí la ropa limpia, sus camisas, sus pantalones, sus calcetines, sus calzoncillos. Todo estaba limpio pero su aroma estaba ahí en el aire y me encantaba. Solo conté tres calzoncillos, quizá no acostumbraba a usarlos. Me acerqué a sus zapatillas y a los calcetines que se había quitado antes de acostarse. Los olí, un ligero aroma me endureció el pene. Luego me aproximé a sus preciosos y blancos pies, de dedos largos y prolijos. Olían sí, no era un olor ...
    ... insoportable, era suave, o quizás el hecho de que viniese de él no lo hacía desagradable, no sé, pero me gustaba. Era él y estuve buen rato cerca de sus pies. Quería pasar mi lengua por ellos, pero no me atreví. Cerré los ojos y aspiré su olor una última vez, pero escuché que se movía, se dio la vuelta aun dormido casi dándome una patada en la cara. Estuve cerca de orinarme encima. Seguía bien muerto, con la boca abierta. Siempre hermoso, eso sí. Me senté en la cama con mucho cuidado, y susurré su nombre, hablé más alto, pero no respondió. Lentamente, desabroché el botón superior de sus jeans, nada, ni un movimiento involuntario de él. Bajé el cierre con extremo cuidado, sin respirar. Deslicé la parte inferior de la camisa hacía arriba. Allí estaba, el vello púbico, bastante vello púbico para mi asombro y goce. Y también podía verse parte del pene. Temblé de agonía, el placer de tenerlo así frente a mí, dolía, dolía y mucho. Tomé las tijeras de mi bolcillo y con cuidado recorté bastante vello púbico, lo metí en mi bolsillo trasero, no sin antes palmarlo con mis manos y sentir su agradable textura. Pero no podía irme. Alan no se movía, no emitía sonido. Acerque mi rostro y volví a oler, esta vez su pene. Este olor era fuerte, no como el mío, no como nada que hubiese olido antes. Era el de la verga de un hombre, el hombre que me volvía loco. No pude evitar pasar mi lengua sobre la piel de su pene, de la parte que no lo cubría el pantalón. Juro que todo tembló en el dormitorio, en ...