Beatriz y Aitziber, unas encuestadoras...
Fecha: 20/08/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Beatriz y Aitziber, unas encuestadoras muy responsables.
El sábado, cuando sonó el timbre aún estaba en la cama aunque eran más de las once, estaba viendo una película porno. Creí que sería mi amigo Carlos y salí a abrir en ropa interior, ya que me gusta estar fresco, por casa, dispuesto a reprocharle su intempestiva visita. En el umbral aparecieron dos jovencitas con carpetas que al parecer iban haciendo encuestas. Adormilado y sorprendido no acerté a inventar una excusa con que negarme y las hice pasar al salón para contestarles la maldita encuesta. Me despabilé un poco y las observé mejor: un par de mujeres de unos 22 años que quitarían el hipo a cualquiera con un poco de buen gusto, esperando en el salón de mi casa, debían ser universitarias que se ganaban algo de dinero con ese trabajo los fines de semana.
La primera de las chicas era una chica de 1.68 con el pelo teñido de rubio y ondulado, que tenia un par de tetas que más de una querría para sí misma y un culito mas que adorable y vestía una blusa un tanto transparente que dejaba ver el encaje del sostén, debajo una minifalda ajustada, que permitía distinguir su tanga debajo y cómo se metía entre sus nalgas, estaba muy sexy y atractiva, su amiga es algo más rotunda, una pedazo de mujer de 1.80, pelo negro, su pantalón ajustado realzaba su belleza. Un top escotado dejaba ver su ombligo tostado por el sol y sus grandes pechos orgullosamente erguidos. Su boca, levemente fruncida en un mohín, era una promesa de ...
... placeres futuros.Iniciaron las preguntas del cuestionario desplegando sobre la mesita un montón de tarjetas y fotos de libros y enciclopedias. No soy nada fanático de la lectura pero empecé a responder lo mejor que pude a sus exhaustivas preguntas sobre mis gustos sobre lectura y que libros había leído.
En el capítulo de los libros sobre sexo me pareció que me miraban de una forma extraña, con insólito interés. Enseguida reparé en que sólo llevaba encima las zapatillas y un calzoncillo de color negro que a duras penas aguantaba el calentón tan grande que no se me había bajado ni al corredme después de masturbarme viendo la película porno. La situación me divertía y me halagaba profundamente. Aunque estaban bastante cortadas demostraban una gran educación intentando no mirarme con descaro, sobre todo Beatriz, la más bajita. Pero la tentación era demasiado fuerte y cada vez que levantaban la vista del papel me lanzaban unas breves pero intensas miradas furtivas. Yo sabía que no podían evitarlo y cada poco les facilitaba la maniobra desviando la vista al techo como si pensara la respuesta unos instantes que ellas aprovechaban para clavar con ansia sus ojos en mi polla que se insinuaba. No podían ocultar su azoramiento y nerviosismo. Intentaban desviar la mirada y pretendían simular que no se daban cuenta. Yo estaba disfrutando tanto de la situación que decidí llevar aún más lejos mi maquinación. Me senté en el sofá frente a ellas y, fingiendo distracción, dejé las piernas ...