Negación - Capítulo 6
Fecha: 22/08/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
... le pondría fin a estos años de llevar una doble vida. La realidad era distinta, era agónica, eterna. Los relojes parecían burlarse de mí por la lentitud con la que avanzaban. No estaba enfocado en el trabajo, mi único interés era ver el minutero avanzar.
Le agradecía por siempre a este oficio, y a la vez, lo maldecía desde lo más profundo de mi ser. Cuando atendí a Eduardo por primera vez, después de la culpa, vino el deseo de abandonar todo, aunque sabía que no tenía esa opción. Con la enfermedad de mi madre, la Universidad y las demandas de mis hermanas no existía una ruta alternativa. Tenía que darlo todo y cargar la pesada cruz en solitario, o arrástranos al hoyo. Eduardo no me lo hizo fácil, fue mi segundo contacto sexual y mi primer cliente, sus exigencias me abrumaban, y eso le encantaba. Con tiempo y entrenamiento, aprendí el arte del sexo y el orgasmo. Complacer se volvió parte de mi naturaleza, y Eduardo fue, en parte, un mentor. Comencé a odiarlo más tarde, cuando me llevó a lugares más oscuros de los que conocía, y me consumió. Luego un día, lo abandoné y prometió venganza.
Miré otra vez el reloj. Las tres de la tarde. Claudia me había llamado antes del mediodía, había quedado con Cecilia, quería que no reuniéramos los tres para el almuerzo. Me excusé, recordándole que hoy no sería buena compañía para nadie, y no quería arruinarles el momento. Pareció entender mi humor, dijo que en ocasiones los días lluviosos ponen melancólica a la gente, sabía lo que ...
... hacía, trataba de bajarle el perfil al asunto. Luego de un rato apeló a mi lado sentimental, habló de mi madre y lo orgullosa que estaría de saber las valientes decisiones hice y como estaba intentado remediar todo. Conocía mis puntos débiles. Claudia tampoco me daba opciones, ya no podía retractarme, tenía que zanjar este asunto hoy.
El teléfono volvió a sonar a las cinco de la tarde, era Claudia otra vez, no me dejaría en paz.
- Diga – contesté con desgano.
- ¿Cómo estás? – por el tono de su voz pude notar que su preocupación crecía en forma proporcional a la mía.
- He estado mejor…
- Sé que estás nervioso, pero…
- Lo sé, lo sé… – la interrumpí – sé que dirás, y tienes toda la razón, no es necesario que lo repitas mil veces. Ese barco ya zarpó.
- ¡Te estás cerrando a las posibilidades!, ¿qué no lo ves? – Suspiró – sólo quiero que sepas que yo también estoy muy orgullosa de ti… todo lo que has conseguido… no ha sido fácil. Nadie te ha regalado nada… yo… - su voz se quebró - … amigo, yo…
- No llores, por favor. – Comencé a sentir un dolor en el pecho, si seguíamos hablando, terminaríamos llorando a ambos lados de la línea - Te prometo que estaré bien, debes confiar en mí.
- Lo hago, lo sabes. Sólo quiero asegurarme que no te arrepentirás de último momento. Eso sería… bueno… terrible.
- No lo haré, cerraremos esta etapa – La incluía, también era difícil para ella.
- No quiero que salgas lastimado… yo siento que te estoy obligando a hacer algo que no ...