Negación - Capítulo 6
Fecha: 22/08/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos
Adoraba la lluvia.
Trotaba por la ciudad. Mi calzado deportivo chapoteaba estrepitosamente con cada zancada. Llevaba una sudadera gris con la capucha puesta, una remera blanca, y un buzo negro. Estaba empapado.
Desperté con el sonido de los relámpagos. Parecía que el cielo se derrumbaba sobre nuestras cabezas. Luego escuché el aguacero. Los días lluviosos tenían un efecto relajante en mí, me gustaba vivir esas jornadas en la tranquilidad de mi casa, en la comodidad de mi cama, idealmente leyendo un libro con las ventanas abiertas, dejando que la fría brisa refrescara mis pulmones. Esa era una forma. Correr era otra.
La alarma aún no emitía la característica melodía que odiaba. Es extraña la forma en que las notas musicales que eliges para abrir los ojos cada mañana, terminan convirtiéndose en chirridos detestables. Había decido no cambiar el tono para no estropear la opinión que tenía respecto a algunas composiciones musicales que me gustan. Tomé el celular del velador, miré la hora –las cuatro con cincuenta y tres minutos-, desconecté el despertador. No quería arruinar el día con ese ritmo abominable. Me quedé mirando el techo un momento, tratando de prolongar el momento de paz. Hoy era el día “D”, y esa realidad me aterraba. No por la idea de abandonar la práctica –inmoral– que venía ejerciendo hace dos años. Temía a lo que pudiera pasar esta noche. Las cartas estaban echadas sobre la mesa, y yo apostaba a ganador.
El tiempo transcurrió sin prisa, la seguridad ...
... de mi habitación era un escudo que me protegía de lo que me esperaba a la vuelta de la esquina, las sábanas de la cama fueron cadenas que me anclaron a ese lugar inexpugnable. Allí todo estaba en orden y nada podía salir mal. Inmerso en ese lugar de confort, comprendí –en forma tardía– que no estaba preparado. La tormenta arreció en el exterior. Y también dejó su huella en mí.
Haciendo acopio de mis fuerzas me alejé de la burbuja feliz. Me levanté y miré la cama por última vez.
- Mañana todo estará en el pasado – le prometí, alejándome al verla desconsolada por mi ausencia.
Me dirigí al despacho. Era una de las habitaciones que más me gustaban de la casa. Era un espacio pequeño, ubicado frente a la sala. Definir la decoración en un ambiente tan reducido fue complejo. Creía profundamente en las teorías que enumeran las enormes ventajas de contar con una iluminación, acústica, temperatura, color y mobiliario que contribuyen a estimular la actividad cerebral, beneficiar el estado de ánimo, incentivar la creatividad y alcanzar estados profundos de concentración. Me había decantado por el azul, el color del infinito, la fidelidad, la sabiduría y la tranquilidad. Había jugado con su gama de colores, haciendo contrastes entre tonos fríos y brillantes. Todo en la habitación fue pensado para introducirme a un estado de relajación instantáneo, era mi santuario, mi lugar de retiro, un lugar para meditar y tomar decisiones.
Deje el celular sobre el escritorio, con cuidado, ...