1. Cogiendo con mi hermana


    Fecha: 24/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... a cada lado, tironeando de la tela, cuidando de no romperla, quedando como última instancia cortarla, pero… esta alternativa, de quedarme pegado a su trasero tratando de librarla de su atadura me había gustado demasiado.
    
    En verdad me gustaba frotarme contra el espléndido culo de Lila, tan solo hacía como que trataba de liberarla, demorándome todo lo posible en esa pose de frotarme contra su traste. Si bien sentía esa responsabilidad de que el contacto carnal con ella era prohibido, la carne tiene sus propias valoraciones, el efecto del licor hace desvanecer la culpa del incesto en ciernes.
    
    Sentía que el miembro había decidido por sí mismo, la frotación contra las nalgas me calentó a full, la verga estaba enhiesta, con ganas de entrar en acción, los tres meses de abstinencia y el buen cuerpo eran la excusa propicia para justificar el pecado del incesto.
    
    Aprovechando que estaba atrapada, levanté la falda, baje la bombacha, manotazos en las nalgas para meter mi cara y comenzar a besar y lamerle la vagina.
    
    Se debatía con manotazos tratando de sacarme, de impedir lo presentía inevitable. Abrazado a sus nalgas seguía dándole “pala” (lametazos) en la vagina, provocando los jugosos efectos. Para que no siguieran los manotazos me levanté, solté el cinto quedando el miembro listo para el ataque. Me prendí de su cintura para apoderarme de su retaguardia, la chalina la mantenía sujeta del cuello, mis brazos rodeando la cintura, acomodé la pija en la raja se la mandé dentro, ...
    ... apretándome fuertemente contra sus nalgas.
    
    - No, no, retírate, no puedes hacerme esto. No, por favor, respétame. No está bien
    
    - Quieta, quieta no te muevas, ya está, ya estoy dentro.
    
    - No, por favor, no, no. Debes respetarme. Me haces daño…
    
    La calentura, el tiempo sin sexo, la situación prohibida, todo sumaba para acentuar la excitación, el efecto de las bebida previa anestesiaba la culpa, potenciaba la lujuria del sexo.
    
    La tenía bien sujeta, dejó de sacudirse para sacarme, tan solo protestaba pero cada vez con menor vehemencia, significaba que se sometía a lo inevitable o al placer que recibía? La cuestión es que la oposición fue mutando a una incipiente aceptación.
    
    El abrazo en su cintura no se limita a sofocar los intentos por zafarse, también sirven para accionar con una mano frotando su vagina y con ella activar frotar el clítoris exquisita zona erógena.
    
    Los gemidos surgen con tímida vergüenza al inicio, creciendo en la medida de la persistente penetración.
    
    Abandoné la idea de desatascar la chalina, un corte de la prenda la liberó de la sujeción, no se retiró, se dejó estar, que la siga penetrando, giró la cara para recibir el beso mientras mis manos aprisionaba sus tetas. El metisaca se vuelve frenético, veloz entrada mientras me mantengo bien pegado a ella.
    
    Giró, nos besamos, tomé de la cintura y senté sobre la mesada de la cocina, me bajé para poder colocar mi cara en su sexo.
    
    Comencé a lamer y morder esa jugosa almeja entre los gemidos y ...