1. A mi hija la hice mi mujer


    Fecha: 25/08/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... sus manos para tomarse de los muslos abriendo el mayor espectáculo que un hombre ambiciona: desvirgar a la mujer.
    
    La falta de experiencia podría producir alguna ruidosa reacción, despacio ingresé la cabeza del miembro, moviéndolo, hacia arriba y abajo, se estremece por la inquietud de la espera, disfruto ese momento de incertidumbre jugando con la verga.
    
    Mirándome en sus ojos, siente que ha llegado el momento, el hombre está entrando en su carne, haciéndose amo y señor de sus sensaciones, gozando sus emociones más intensas. Penetro despacio hasta sentir ese instante donde una invisible resistencia provoca el desenfreno emotivo de arrollar con el ímpetu de un toro salvaje el último vestigio de niña.
    
    Acusó el empellón de mi cuerpo copando el suyo, la presión punzante de la verga intrusando la vagina, abriendo espacio por la desarmonía de calibre, desgarrar y atravesar el delgado velo de la virginidad maltrecha.
    
    - Ah, ahhhh.
    
    Los ojos abiertos como el dos de oros de la baraja, atestiguan el lacerante momento de la desfloración, su expresión de sorpresa y dolor, endulzada por la sensación de hacerse mujer, realizarse como tal en ese mismo instante tantas veces soñado. Entrar la totalidad del miembro, sentir la carne del hombre latiendo dentro de su cuca era el recuerdo que siempre estará entre los momentos memorables de su existir.
    
    Despacio voy llevándola al disfrute, penetrando lento y profundo, jugando con el pulgar sobre el clítoris inunda de placer su rostro, ...
    ... respondiendo con su pelvis al cadencioso vaivén de la verga, entrando a fondo y saliendo hasta la puertita de la cuca.
    
    - Como va mi nena? -sonríe aprobando - Sigue moviéndote, acompañando al papi, no te apresures, déjate llevar con mi ritmo, necesito que disfrutes este momento esencial de tu vida. Tranquila, no voy a venirme dentro, cuando llegue el momento de eyacular, te la saco y largo la lechita sobre tu vientre.
    
    - No papi, puedes venirte dentro. Aún tengo dos o tres días para que puedas venirte y dejar tu lechita dentro de la nena. No estoy en mis días fértiles, ya lo tengo bien estudiado.
    
    Esa declaración fue la prueba tangible de cómo la mujer, sin importar la edad, puede manejar nuestro deseo, prueba cabal que sólo fui parte de su plan maestro para conseguir ser desvirgada por su papi.
    
    Sus palabras incentivan el deseo, poder hacerlo a pelo y dentro, el sumum del placer, su virgo, tiene el valor agregado que potencia el placer en grado superlativo. Tan así que ni sé cómo pude reprimir el bramido que acompañó la tumultuosa eyaculación, sentía como emitía un grueso chorro de esperma, latiendo vida y ternura.
    
    El contacto del fluido caliente arrastró el orgasmo de la nena, sus músculos vaginales latiendo el delirio por recibir la primera descarga masculina, se enredó en los latidos de la poronga descargando la energía viva del hombre que la hace tan mujer.
    
    El abrazo contenedor, mi boca recogiendo sus primeras lágrimas de mujer, tenía el profundo contenido ...