Uno a la mañana. otro a la noche - Relatos Eróticos

Uno a la mañana. otro a la noche

... incorporó, se acomodó la minifalda y se limpió con una toalla que le alcanzó ese hombre; para decirme entonces que estaba satisfecha y que ya podíamos regresar a casa.El verdulero nos despidió satisfecho de la cogida que le había dado a mi mujercita; pero nos advirtió que Eduardo seguramente iría a visitarnos esa misma noche.En efecto, un rato después el mecánico llamó por teléfono, para decir que a las diez de la noche se daría una vuelta por casa.Ana se entusiasmó muchísimo con la perspectiva de volver a pasar otra buena noche enfiestada y me preguntó si yo estaba tan caliente como ella al ver cuando otro hombre la cogía delante mío. Por supuesto le respondí que realmente me excitaba mucho verla dominada y entregada al placer de otros tipos, eso me hacía feliz. Me besó muy contenta y comenzó a prepararse para la noche.Finalmente me mostró el vestido que había elegido, uno de color rojo oscuro, muy corto y entallado al cuerpo; que apenas le tapaba el trasero; un escote profundo, dejando la espalda al aire hasta el nacimiento de la cola. Se notaba que prácticamente estaba casi desnuda. Y para complementar eso, unas sandalias de taco alto que me provocaron una tremenda erección mientras los deslizaba por sus delicados pies.Era temprano todavía, así que le pedí me dedicara un polvo, ya que después solamente la disfrutaría ese hijo de puta de Eduardo.Sonrió divertida y se puso de rodillas, gateando sensualmente hasta donde yo estaba sentado. Me quitó los pantalones y me dedicó ...

... una tremenda mamada, pero antes de hacerme acabar se dio vuelta y levantó el breve vestido, ofreciéndome entrar en su lubricada concha. Me abalancé sobre ella y la penetré en una sola estocada, oyendo como gemía de placer ante tan sorpresiva embestida. En pocos minutos ambos alcanzamos un interminable y delicioso orgasmo simultáneo, algo que hacía mucho no sucedía.Luego disfrutamos una ducha juntos y nos dispusimos a cenar, esperando al mecánico. Llegó puntual, como era evidentemente su costumbre, muy elegantemente vestido.“Víctor, esta noche voy a salir con mi putita; la voy a llevar a bailar y después a un lindo telo, donde me la voy a coger bien cogida. Quiero que te quedes tranquilo, te la traigo temprano, con la cola repleta de leche…”No me convenció demasiado la idea, yo quería estar presente cuando otro hombre se cogiera a Anita, ya que eso era lo que realmente me excitaba.Imaginarme que la iba a disfrutar en privado ya no me calentaba tanto. Pero mi mujercita estaba contenta y dispuesta para salir a pasear, aunque fuera solamente con Eduardo como compañía. Decidí aceptar, para satisfacerla.Me quedé mirando televisión y de a ratos navegando en la red, hasta que el sueño me venció.Antes de la salida del sol me despertó el ruido de un motor frente a la puerta de calle. Quince minutos después entró Anita y se dirigió directamente al baño.Allí la encontré escupiendo semen en el lavatorio porque el muy hijo de puta la había obligado a chupársela mientras estaba estacionado ...