Ana y un hombre demasiado exigente - Relatos Eróticos

Ana y un hombre demasiado exigente

Ana y un hombre demasiado exigenteMi dulce esposa había conocido a un tipo durante una de mis ausencias. Era un levante de café, donde el hombre la había visto sola y se había acercado a conversar, sentándose a su mesa sin invitación por parte de ella.Anita me juraba que no había pasado nada entre ellos y esa cuestión era lo que la mantenía en un estado increíble de calentura, porque me contaba que ella había hecho todo lo posible en ese encuentro para que el hombre le propusiera ir a coger, pero el tipo parecía que estaba en otra cosa o no la había entendido.Unas semanas después de contarme sobre el encuentro, me dijo que este hombre, Daniel, la había contactado otra vez y le proponía pasar un fin de semana en la costa. Ana aceptó la invitación, explicándole que la única condición era mi presencia y eso no iba a discutirlo.Viajamos a la costa en nuestro auto y allá por fin conocí al famoso Daniel. Me pareció un hombre muy burdo, ordinario y bastante desagradable, pero entendí que Ana había visto algo más de lo que yo podía haber notado a simple vista: el tipo calzaba un tremendo paquete en su entrepierna, que no se preocupaba en disimular.La primera tarde Ana me dijo que iría a encontrarse con él a solas y más tarde veríamos qué podíamos hacer los tres juntos. Regresó bastante tarde y se metió a la cama, diciendo que estaba muy cansada. Me acosté junto a ella y comencé a acariciarla, pero cuando quise meterle un dedo en la concha me apartó, diciendo que había estado ...

... cogiendo con Daniel un largo rato y que realmente le dolía todo el cuerpo, en especial la concha, que la tenía bastante inflamada y maltratada.No le recriminé nada y continué masajeando su dulce y firme cuerpo, mientras me calentaba la idea de que ese bruto había gozado de mi mujercita.Ana seguía gimiendo muy suavemente con mis caricias; en un momento corrí las sábanas y encontré que su hermoso cuerpo tenía varios moretones y arañazos… evidentemente al tal Daniel le gustaba el sexo duro.Le pregunté a Ana si se encontraba bien y le pedí que me contara qué habían hecho, mientras sentía que mi verga comenzaba a ponerse dura.“Apenas entré a la habitación de su hotel me arrojó boca abajo en la cama, me levantó la pollera y me arrancó la tanga a tirones”… Comenzó su relato.“Se acostó sobre mi cuerpo, aplastándome con el suyo y comenzó a decirme al oído que yo iba a ser su puta cuando él quisiera y que vos, mi marido, eras un cornudo e ibas a disfrutar presenciando cuando me cogiera delante tuyo”.“Después sentí que me metía la verga bien dura hasta el fondo, de una sola embestida el muy bruto y comenzó a bombearme mientras me decía de todo al oído, me tiraba del pelo, me arañaba las tetas y me pegaba cachetadas en la cola. Me cogió así bien duro por casi media hora y de repente se salió de mi concha, me tumbó de espaldas y me metió su verga en mi boca. Hizo que se la chupara hasta que acabó en mi garganta… casi me ahogué mientras me tragaba toda su leche caliente. Después me penetró y ...