Ana y un hombre demasiado exigente - Relatos Eróticos

Ana y un hombre demasiado exigente

... estuvo entre mis piernas por otra media hora, hasta que sentí que se derramaba en mi concha y esta vez su leche hirviente me quemaba el cuerpo. Tiene una verga enorme, exquisita, siempre dura, con una cabeza bien gruesa y rugosa que me hizo delirar cuando la friccionó dentro de mi concha. Me dijo que mañana va a romperme el culo delante tuyo, para que sepas bien lo que significa ser cornudo”Me fui a masturbar al baño y luego regresé a la cama, para seguir besándola y acariciándola.Llegué a su concha bien dilatada, y empecé a chuparla; entonces me dijo:“Te gusta, mi amor?”… “Todavía tiene gusto a Daniel?”No le contesté, sino que continué chupándole y acariciándola: le pasaba la lengua por la concha, le comía el clítoris, le metía un dedo y la hacía gemir como loca.Ya sentía que estaba a punto de alcanzar un primer orgasmo cuando aprovechando que tenía bien mojado mi dedo con sus jugos, intenté metérselo en el ano, pero entonces me apartó nuevamente furiosa…“No, no hagas eso. Le prometí mi culo bien cerrado a Daniel para cuando quiera rompérmelo”.Yo no podía creer lo que me decía, una cosa era que se había hecho coger por ese tipo en un momento de calentura y otra muy distinta que ahora me negara su culo a mí, para entregárselo a un casi perfecto desconocido…“Te quedaste tan caliente con ese tipo? Tan bien te cogió?”. Le pregunté furioso…Ella puso su mejor cara de puta y ronroneó suavemente:“No, amor, vos me coges mucho mejor y con más delicadeza que ese bruto; pero todo lo ...

... que me dijo al oído mientras me cogía me provocó una calentura tremenda”. “Además la tiene muy, muy grande”.“Me hizo prometer que le voy a entregar mi culo y que vas a estar presente para ver cómo me lo destroza a pija limpia…”Terminamos abrazados hasta que salió el sol otra vez…A media mañana nos levantamos y después de desayunar nos encaminamos hacia la playa. Allí ya se encontraba Daniel, tendido en la arena, disfrutando del sol.Anita y yo entramos directamente al mar a darnos un buen chapuzón. Al salir nos acercamos a Daniel, quien se dirigió a mi mujercita de manera bastante ruda y desagradable:“Tengo alquilada la tercera carpa del lado derecho. Quiero que me esperes allí, ahora…”.Yo no podía creer que este tipo se creyera el dueño de mi esposa y quedé mirándola, a ver la reacción de ella; pero de repente Daniel la tomó por un brazo y le repitió la orden. Ana entonces me miró como pidiendo perdón y se levantó, dirigiéndose hacia las carpas sin mirar atrás.El tipo la siguió con la mirada, en especial me imagino estaría admirando su culo, ya que Ana se alejaba moviendo sugestivamente sus firmes y redondas caderas. Luego sonrió y me dijo:“Ahora le voy a romper el culo a tu mujercita; me encantan así de putas las mujeres”Me invitó a presenciar cómo iba a hacerlo, dentro de la carpa, sobre la arena de la playa.De repente se incorporó y caminó hacia la carpa donde se encontraba Anita. Yo dudé unos segundos, pero finalmente también decidí presenciar la suerte de mi esposa, ...