1. Mi cuñado me volvió loca


    Fecha: 30/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Maite 2002, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Maite y tengo 27 años. Mi hermana Marta hace poco que se ha casado con José, un chico que está de muy buen ver. No es muy alto, debe de andar por el 1’70, pero es guapo, atento, cariñoso y muy simpático. Los dos pasan justitos de los 30, lo cual les hace ser una pareja ideal. Desde el principio nos cayó estupendamente a todos, incluidos mis padres y por supuesto a mí también. Me encantaba su poder de atracción, con unos preciosos ojos oscuros, capaces de hipnotizar a cualquiera. Y yo no era una excepción. Aunque siendo sincera, lo que más me atraía era su culo, para qué nos vamos a engañar.
    
    Todavía vivo con mis padres en el pueblo, donde tenemos una casita de planta baja, acogedora y muy bonita. Vinieron el agosto pasado de vacaciones, porque la playa está cerca y así se alejaban del agobio de la ciudad. Y fue entonces cuando empezó el suplicio para mí. En casa todas las habitaciones están al final del pasillo, separadas por el resto de la casa por una puerta, para mantenerlas frescas durante el día. Su dormitorio queda justo enfrente del mío y por las noches... Mis padres roncaban desde el principio al fin de la noche, pero yo no podía pegar ojo, porque los muy cabrones se pasaban follando toda la noche. No pasaba mucho tiempo desde que nos acostábamos y ellos ya estaban al lío. Normalmente empezaban con risitas pero luego mi hermana comenzaba a gemir como una loca, mientras le decía que le comiese todo, que no parase. Luego sus gemidos se hacían más fuertes y ...
    ... más fuertes, hasta que la oía correrse. Y empezaban los ruidos de la cama, cuando se ponían a follar como animales. A mí al principio me hacía gracia, pero al tercer o cuarto día estaba más salida que la manga de un abrigo.
    
    Una noche dejé mi puerta entreabierta para poder oírlos mejor. Me metí en cama sin nada encima y cuando empezaron el polvo yo comencé a tocarme y manosearme las tetas, al tiempo que notaba como se me mojaba el coño. En el momento de los gemidos, comencé a meterme los dedos en la vagina como una posesa y los metí y los saqué hasta que noté hervir el interior. Me mojé el dedo índice de la mano izquierda y me lo metí suavemente en el ano, al tiempo que seguía con los dedos en la vagina. Notaba por las paredes de mi coñito las idas y venidas de los dedos en ambos agujeros y ni yo misma recuerdo cómo no me desmayé de la corrida que tuve.
    
    Al día siguiente fuimos todos a la playa y a mí no se me pasaban los calores ni con helados. Todo el tiempo estuve mirando para él y su paquete, mordiéndome los labios de rabia. Pero al fin tuve mi oportunidad. Mis padres decidieron al final de la tarde irse de compras y mi hermana se fue con ellos a mirarse unos vestidos a una boutique conocida. Mi cuñado se quedó conmigo en la playa y entonces me vengué. Nos pusimos a jugar en el agua como niños, mojándonos y revolcándonos, pero en medio de tanto juego, no hacía más que restregarme contra él, con mis tetas y tocarle el culo, notándolo duro, como a mí me gustan. Él se ...
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