1. Mi cuñado me volvió loca


    Fecha: 30/08/2018, Categorías: Incesto Autor: Maite 2002, Fuente: CuentoRelatos

    ... mosqueó y cuando no pudo más, se alejó de la orilla mar adentro, nadando lejos. Estaba claro que su erección debía ser enorme, y no le apetecía salir así del agua. Cuando por fin salió, le dije que me quería ir a casa. Recogimos las cosas sin decir nada y nos fuimos en el coche. Durante todo el camino no hice más que ponerle cachondo, con comentaros sobre el calor, el sexo y las noches veraniegas.
    
    Cuando llegamos, él me dijo que se iba directamente a la ducha. Me imaginé por qué. De la prisa que llevaba no se acordó ni de cerrar la puerta. Mientras yo lo observaba desde fuera, se quitó camiseta, bañador y se metió bajo el agua. Vi claramente cómo se la estaba meneando, dispuesto a hacerse una paja que lo librase del calentón. Fue entonces cuando decidí entrar y con todo el morro me metí en la ducha con él. José me miró con una cara de estupefacción, sin entender mucho de qué iba todo aquello. Le dije que no estaba dispuesto a pasar una noche más a dos velas y que si mi hermana disfrutaba de él, yo, que era de la familia, también tenía derecho. Le cogí la polla con la mano derecha y comencé a menearla, para meterla en la boca hinchada como un pepino. Me dijo que saliésemos de la ducha y no sé ni cómo fuimos hasta la sala. Yo no soltaba el miembro ni un solo momento. Me puse de rodillas y me lo metí en la boca, sorbiéndolo como una energúmena. Me estaba empezando a sentir como una auténtica zorra y me gustaba, porque las riendas las llevaba yo. Con un tamaño ya desmesurado, ...
    ... le obligué a echarse al suelo, me monté sobre él y le dije que me follase. Sus empellones me dejaban tiritando de gusto y notaba la punta de su polla al final de mi vagina, encharcada como nunca. Conseguí mi primer orgasmo sin que él se hubiese corrido. Me levanté y le dije que me comiese el coño. Gemí de gusto, dejando que su lengua y sus dedos escarbasen en mis agujeros, haciendo que mi clítoris creciese como nunca y los jugos me saliesen por encima de los labios, mojando mis muslos y la alfombra. Y después de tanto orgasmo, decidí que ya estaba bien de ser egoísta y que debía darle caña yo a él. Le volví a coger la polla y empecé a restregármela por las tetas, lamiéndole el capullo con la lengua y meneándosela con ambas manos. La metí en la boca y comencé a chuparla, metiéndomela hasta la garganta y notando cómo rebotaba la punta en el fondo del paladar, caliente y mojada. José gemía y no paraba de decirme que era una zorra, una mala puta, que se iba a correr en mi cara. Y eso era lo que yo quería. Le hice sufrir un buen rato, notando como en algún momento estaba a punto de irse y entonces yo paraba. Al final, tras unos enormes lametones, desde la raíz al capullo y unas sacudidas enérgicas con las manos, le grité que se corriese en mi boca. Todos los chorretones de su semen entraron en mi boca, mis labios y mi cara y algunos cayeron sobre mis tetas, mientras él gritaba de placer y me llamaba puta.
    
    Cuando llegaron mis padres y mi hermana, estábamos duchados y viendo la ...