Venganza de mujer
Fecha: 01/09/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... mezclaron con mi semen.
- Porqué llorás, si no te lastimé, tonta, le dije intentando calmarla mientras le acariciaba una mejilla esparciendo la crema.
- No me toques, salite, dejame sola, me pidió.
- Anda a la mierda, le dije y me levanté como para ir a la cocina a prepararme un café.
- Soltame!!, gritó (yo no le había desatado los pañuelos).
- Después, cuando te hayas calmado un poco, le contesté y seguí en lo mío.
Cinco minutos depués volví al dormitorio con un café para mí y otro para ella. Te voy a soltar si dejás de comportarte como una nena, le dije y le acerqué el pocillo con café a su boca.
- Esta bien, ya me calmé, soltame por favor, me pidió con voz calmada y sin enojo.
La desaté y ella, sin moverse de la posición que tenía en la cama salvo por los brazos ahora libres, tomó el café.
- Dejame salir un momento que necesito ir al baño, me pidió casi con dulzura.
- Claro nena, le dije, viste que no fué tan malo, agregué mientras ella se incorporaba.
Se paró frente al placard y comenzó a vestirse.
- ¿ Qué haces ahora ?, pregunté.
- No tenés ojos, me retrucó, me voy a vestir.
- ¿ Para qué ?, si podemos seguir haciendo el amor, contesté.
Y sin dejar de vestirse se plantó diciéndome:
- Mirá, hijo de puta, nunca tendrías que haber hecho lo que hiciste. Yo no soy una de esas putas a las que vos estarás acostumbrado, pero si lo que vos querés es que yo sea una de esas, lo vas a tener, ahora mismo, ya que voy a salir y me voy a ...
... encamar con el primer tipo que se me cruce en la calle y te vas a tener que aguantar eso, estamos?, tarado!, hijo de tu madre que en paz descanse!!
Desgranó todo ese rosario de un saque y sin respirar; y amedida que soltaba el rollo sus ojos se fueron encendiendo de furia y para cuando lo terminó ya estaba totalmente vestida, así que pasó frente a mí y salió llevada por los diablos.
- Pará loca! ¿ Dónde vas ? intenté manotearla pero safó.
- Ya te dije adónde voy a ir, y aguantatela si sos tan macho, contestó sin dejar de ir hacia la puerta con pasos agigantados por su furia y decisión.
Forcejeamos en la puerta un poco pero no quería lastimarla, y mientras tanto le dije algo así como que no le tenía miedo ya que con tus remilgos ningún tipo te va a dar bola, que era una forra; a lo que ella contestó que esperara sentado y que ya iba a ver de lo que era capaz, y tras soltar una par más de groserías salió dando un portazo.
Yo me reí, de puros nervios nomás y me fuí a sentar al living, seguro que antes de cinco minutos volvía a entrar. A los diez todavía no había vuelto y, aún seguro de mí mismo, me decía que ya iba a volver. A la media hora ya tenía asumido que estaba haciendo tiempo tomando un café en el bar de la otra cuadra, así que salí y la fuí a buscar. No estaba. Nadie la había visto. Dónde mierda se metió, me preguntaba.
Volví a casa y a esperar. A la hora llamé a la casa de Graciela, su amiga, para ver si sabía algo de mi mujer. Nada y encima tuve que ...