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El inquilino...
Fecha: 02/09/2018, Categorías: Gays Masturbación Autor: renovatio111, Fuente: xHamster
... brillaba con el sudor y aquí y allá se veían salpicaduras de yeso o cemento. La sombra de la barba sobre su rostro “feo” le confería un aire de rudeza extremo y remarcaba su masculinidad casi visceral.Al ver al muchacho apoyó la pala en el suelo y descansó su cuerpo sobre el mango de ésta.-¿Me traes bebida fresca? –dijo a Toño con el semblante recorrido por goterones de sudor.El muchacho sacó de una bolsa de tela una botella de cerveza de litro y se la pasó.Este le quitó la chapa dándole un golpe al cuello de la botella contra el mango de la pala y se bebió de un trago cerca de la mitad. Eructó.-¡Joder, me hacía falta! Gracias, chavalín.-¿Dónde vamos a ir? –quiso saber el muchacho.El inquilino señaló al techo.-Arriba hay unos colchones.-Pero está lleno de gente trabajando.-En media hora aquí no queda ni Dios. Y ya le he dicho al capataz que hoy cerraba yo –y sacó unas llaves del bolsillo.Toño, pese a la explicación miró alrededor con desconfianza.-Ayer hablé con tu madre en las escaleras de casa. Se hizo la encontradiza pero me estaba esperando..-¿De qué hablasteis? –preguntó el adolescente con preocupación.-Me dio las gracias por defenderte del mierda ése del almacén. Pero pensé: tendría que ser yo quien le diera las gracias a ella por haber parido un chavalín tan guapo como tú.Los dos se miraron con deseo.-Me ha invitao el domingo a comer en tu casa –añadió el inquilino quitándose algunas salpicaduras de yeso del vello del pecho- Voy a conocer a toda tu familia.-Pues no ...
... te envidio. Sobre todo por mi padre. Es un…Bueno, ya lo conocerás.Al rato, el capataz le dio una voz al r inquilino.-Que te quedas tú solo. Y que no te olvides de cortar el agua –le dijo.-No se preocupe; lo dejaré todo bien cerrao.Tras despedirse del capataz, se volvió hacia Toño y le dijo:-Ya no queda nadie. Sígueme.Subieron por las rampas de hormigón que eran las bases de las futuras escaleras del edificio, hasta una de las plantas donde los trabajos ya estaban muy adelantados, con baldosas en los suelos y paredes en lucidas a las que sólo les quedaba la mano de pintura correspondiente. En una sala amplia, arrinconadas, se veían unas colchonetas,-Aquí subimos a dormir la siesta después del almuerzo –dijo el inquilino echando otro buen trago de la botella de cerveza hasta apurarla.Se volvió hacia Toño y lo observó por unos segundos.-¿De verdad te gusto? Si soy un tío feo, inculto, basto…-Yo no veo eso. Yo veo a un hombre cariñoso y que me enseña muchas cosas.El hombre le tomó el rostro con sus manos sucias y encallecidas.-O sea, que aparte de gustarte…¿me quieres?Toño sintió cómo el corazón latirle a mil por hora y sin pensarlo, abrazó el cuerpo semidesnudo del inquilino, levantó la cabeza y encontró los labios del hombre besándolos con todas las ganas del mundo. La barba crecida le rozaba los suyos, el sabor a cerveza le llegaba a la garganta. Sus manos se asían casi con desesperación a la piel del obrero.-Esto es todo lo que puedo contestar –dijo tras el prolongadísimo ...