-
El inquilino...
Fecha: 02/09/2018, Categorías: Gays Masturbación Autor: renovatio111, Fuente: xHamster
... todo lo que se le ocurrió.-¿Aún vas al colegio?-Acabo este año.-¿Y vas a trabajar?-Supongo.El inquilino avanzó hasta situarse a corta distancia de Toño.-¿Ya te sale barba?-Muy poca.El inquilino se le aproximó aún más y le preguntó en tono secreto:-¿Y leche? ¿Ya te sale leche?El colegial se puso completamente colorado.-Muy poca –contestó con la voz cohibida.El inquilino le acerca su áspera mano derecha a la mejilla y se la acaricia.En ese momento se oyó abrirse la puerta de una vivienda. El hombre continuó su camino y tras llamar al segundo, se metió en la casa de doña Engracia.Toño subió también a su casa y tras coger un trozo de pan y una porción de chocolate Elgorriaga, se asomó a la ventana del pasillo a la espera de que comenzara el espectáculo de la ducha. Pero esa tarde el espectáculo, para su desesperación, no aconteció.El domingo por la tarde, hacia las siete y media, algunos chicos del barrio se intentaron “colar” en el bar de la esquina para ver el partido de fútbol que se televisaba. Las televisiones eran un bien escaso en aquellos tiempos y los bares aprovechaban para hacer caja con los acontecimientos deportivos y taurinos.El dueño del bar, en cuanto detectó a la chiquillería intrusa les mandó que se marcharan. Toño se encontraba entre ellos. Pero cuando salía resignado del bar, una mano le detuvo.-¿Quieres una coca-cola?El inquilino le miraba.Toño asintió y le sirvieron el refresco. Se sentaron en sendas sillas a la espera de que elpartido comenzase. Apenas ...
... hablaban. Pero Toño notó que la pierna del hombre tocaba la suya. De inmediato se le puso dura.Entre el griterío propio de goles que se fallaban, jugadas polémicas o berridos de alegría por el tanto marcado, pasaron los minutos. Toño seguía el encuentro, pero estaba mucho más atento a que su pierna no perdiese el contacto con la del inquilino.Y llegó el descanso.-¿Te gusta el fútbol, eh?-Mucho.-¿Quieres otra coca-cola?-No, que después no duermo y mi madre se enfada.-¿Y qué haces cuando no duermes?-Me la casco –contestó Toño arrepintiéndose al momento de lo que había confesado.El inquilino miró hacia un lado y otro por ver si había curiosos siguiendo lo que hablaban.-Yo también me la casco –dijo el hombre bajando la voz.-¿Y es malo cascársela? monsen Camilo dice que me quedaré tísico y tonto.-El tonto es el monsen Camilo ése.El hombre apuró su copa de coñac y añadió:-¿Quieres que nos la casquemos juntos?Toño asintió con la cabeza sin pensárselo siquiera.-¿Y se te ocurre algún sitio donde estemos tranquilos?-La bodega.La bodega era el nombre genérico que le daban los habitantes del vetusto caserón a los sótanos, una red de galerías a la que casi nadie bajaba.Toño y el inquilino descendieron por las angostas escalinatas iluminados por la luz de un cabo de vela que se guardaba a la entrada de la bodega ya que sólo había instalación eléctrica a la entrada. Después, las tinieblas.Se respiraba un aire frío y viciado. Vieron una rata huir de sus pasos. Pasaron por una puerta de barrotes ...