1. Una nueva vida con mis hijas


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Fantasyworld, Fuente: CuentoRelatos

    ... alojado dentro de una mujer con holgura. ¡Realmente me asombré!
    
    - ¡Madre mía Kate! ¡Tu coño es gigantesco! ¡Ni siquiera noto presión en la polla! - le digo disfrutando de la sensación.
    
    - Si puto viejo. Y tu polla es casi lo suficientemente grande para mí - me dice mirándome por encima de su hombro izquierdo relamiéndose.
    
    - Y Kate es la pequeña de las dos. Mary lo tiene aún un poco más grande. De hecho más adelante podríamos intentar penetrarla los dos a la vez. ¿Qué te parece cielo? - le dice Robert a su nieta mientras se quita el pantalón.
    
    La chica gime y saca la lengua con una mirada de loba preciosa.
    
    Y entonces Robert enseña su miembro. ¡Alucina! ¡Menudo bate de beisbol! ¡Y yo creía tener un problema!
    
    - ¡Joder Robert! ¡Menuda enormidad! Y yo que creía tener un problema. ¡Lo tuyo es de traca! - le digo asombrado.
    
    - Si. De hecho cuando te he invitado a casa, solo esperaba poder tener con tus hijas un poco de sexo oral suave y disfrutar de sus cuerpos de infarto. Ver tu digamos..., peculiaridad física me ha entusiasmado ante las posibilidades. ¡En serio! - me dice sentándose en el sofá.
    
    Su nieta de manera inmediata se sube a horcajadas sobre él y se introduce lo que realmente parece un bate de beisbol. Es irreal ver ese miembro forzando la vagina estirándola al máximo. Daba la sensación de que la polla la llenaba hasta el borde de las caderas de la chica.
    
    - Arrrrg... ¡Me encanta tu pollita abu! - dice Mary suspirando.
    
    Distraído como estaba ...
    ... mirando la estaca de Robert, un golpe contra mi vientre me despierta. Kate ha empezado a follarme y sus nalgas golpean contra mí con enorme fuerza. ¡Cómo se empala! ¡Oooooh! ¡Que placer! Su vagina destila tantos jugos que con cada golpe al enterrarse mi polla, salta una lluvia de espesos mocos que al poco han pintado mis abdominales de blanco.
    
    - ¡Ufffff! ¡Que asquerosa guarra eres Kate! Tu coño es una fuente ¡cerda! - le digo estrujando las duras nalgas ya acompañando su follada.
    
    - ¡Arrrrrg! ¡Viejo cabrooon! ¡Reviéntame con tu pollitaaa! - berrea mirándome con la lengua ofrecida lujuriosa.
    
    Escuchar cómo se refiere a mi miembro llamándolo pollita me enerva. ¡Es un cambio de paradigma de tal calibre! Mis experiencias en las que las chicas tenían miedo y el sexo era como algo a hacer con suma precaución, a exactamente lo contrario. ¡Qué maravilla!
    
    El salón resonaba de restallidos cada vez que las chicas se empalaban las pollas y con cada restallido un sonoro gemido y un ligero ruido de goteo. Las chicas empapaban tanto que continuas gotitas caían al suelo. Al poco había un blanquecino charquito en el que caían las gotitas haciendo cada vez más ruido. ¡Chof! ¡Chof! ¡Chof! Los machos remataban de vez en cuando con un colorido ¡guarra! ¡cerda! ¡putona! ¡asquerosa!
    
    Entonces se oye un gemido diferente en la entrada del salón.
    
    - ¡Papa! ¿Pero que...?
    
    - ¡Abuelo! ¿Quién es ese tío...? ¡Coño! ¿No es el vecino de arriba?
    
    Una mujer madura de aproximadamente mi edad estaba ...
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