1. Una nueva vida con mis hijas


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Fantasyworld, Fuente: CuentoRelatos

    ... mirándonos asombrada, acompañada de un chico joven no menos asombrado.
    
    - Hola Bethy. Mira Joe, esta es mi hija y ese guapo chico es mi nieto Carl - dice Robert.
    
    La madura mujer está claramente sorprendida. Sin embargo sus hijas siguen follándonos a toda potencia como si nada. Su mama empieza a morderse los gordos y sensuales labios con nerviosa excitación. Es tan alta como yo. Atlética como sus hijas, aunque con las caderas un poco más anchas y unos pechos algo más grandes. Sin embargo su cuerpo no llegaba a ser voluptuoso, la definición atlética imperaba en ella.
    
    - Bueno, ¿te explicas papa? - dice mirando con una preciosa expresión de lujuria como mi polla era engullida una y otra vez por el enorme coño de su hija.
    
    - En realidad es sencillo cariño. Me encontré a Joe, nuestro vecino de arriba y se le escapó..., bueno, insinuó que se follaba a sus hijas. ¡Ya sabes cómo me excitan esas niñas con sus enormes tetas! Así que le invité a casa. Le dije que podía follarse a tus hijas y a cambio yo podría hacer lo mismo con esas preciosas tetonas - dice mientras ahoga la boca de su nieta metiendo la mano de golpe hasta el fondo.
    
    Entonces pasó algo que no me esperaba para nada. Bethy desabrocho la falda y la dejó caer al suelo. No llevaba bragas. Unos largos labios vaginales colgaban de un tan enorme coño, que era imposible fijarse en otra cosa. Un hilillo de babas colgaban de los obscenos labios.
    
    De pronto agarro por los pelos a su hijo y lo arrastró poniéndolo de ...
    ... rodillas. En el mismo movimiento empotró la cara del chico contra su sexo. Restregó la cara del muchacho con fuerza por todo su sexo sacando la lengua mirándonos fijamente. Durante un minuto se restregó a conciencia contra el chico gimiendo sensualmente. Luego tiró otra vez de la rubia cabellera surfera del chico apartándolo a un lado. El muchacho nos miró sonriendo relamiéndose. Tenía la cara hecha un desastre. Los fluidos que su madre había dejado en su cara, eran tan espesos y abundantes, que parecía que varios hombres se habían corrido sobre él. De la nariz le colgaba uno tan espeso, que se columpiaba hasta el borde de la barbilla.
    
    - No te sorprendas Joe. Mi Bethy ha heredado mi lujuria y también mis gustos. Le gusta dominar en el sexo, como a mí - dice Robert mientras a dos manos amasa las pétreas nalgas de su nieta.
    
    Veo como ahora se acerca a nosotros. Agarra por el pelo a su hija y empotra su babeante coño en la cara de la chica. Gime sonoramente y se restriega a los bestia. Kate gime como una loca y arrecia en los golpes contra mi pubis follándome más fuerte. Siguen las dos soberbias hembras de esa guisa un intenso minuto. Cuando se separan por fin, el bellísimo rostro de Kate es un poema. Como su hermano, es una sinfonía de espesos cuajos de corrida femenina.
    
    - ¡Arrrrrg! ¡Mamiiiii! ¡Que cerda ereees! - dice Kate convulsionándose alrededor de mi cipote.
    
    Bethy sonríe con una expresión de calentura perfecta. Se acerca entonces a su padre. Se sube al sofá ...
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