De Campamento III (jugando conmigo)
Fecha: 04/09/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Lo ocurrido hacia poco menos de una hora, fue sin dudas fenomenal. Tan solo recordarlo y mi cuerpo se reaviva. Yo estando aun sobre él, así bien parecido a nuestra primera vez, pero en este caso hundido yo en un letargo de éxtasis del que necesitaría ayuda para salir. Llegado el momento, él me llama, diciendo mi nombre con delicadeza, cosa que me da a notar una vez más su lado más cálido y mientras lo hace, mientras susurra mi nombre en mi oído derecho, sus manos recorren mi cuerpo estando yo aún recostado sobre el suyo y mientras sus manos me acariciaban, sus labios me dejaban deliciosos besos repartidos por todo mi cuello. Una vez ha captado del todo mi atención, me indica que es hora de retirarse, cosa que me asustó. No, no me asusto el hecho de que él se iría y yo me quedaría solo en casa, pues, la soledad era algo que yo muy bien había aprendido a disfrutar, sino más bien, le temía al hecho de angustiarme por saber que él se iba, pues, de un momento a otro me doy cuenta que él me hace falta con solo despedirse y eso que aún no se había ido, y si, eso para mí es de temer. Al darme cuenta de ello me pongo algo nervioso pues bajo ningún motivo me interesaba que él lo supiera, así que en mis intentos de ocultarle mi nuevo sentimiento, me levanto con cuidado de encima de él y me dispongo a salir de la bañera, cosa para la cual luego me doy cuenta necesitaría ayuda, pues fue tan intenso lo que me hizo sentir, que luego mis piernas tambaleaban un poco cuando intentaba ...
... caminar. Él se da cuenta y rápidamente se levanta en mi socorro y luego de alcanzarme una toalla, me acerca a la cama y ahí me recuesta. Yo logro acurrucarme y él me coloca una de las mantas y se empieza a vestir para retirarse. Lo que más me impacto de la ya casi noche, es que mientras se vestía me contemplaba celosamente, posesivamente, como escaneándome, y en su mirada veía algo distinto, algo diferente a lo usual. En ese momento no veía su típico porte de egocentrismo y de engreído, sino más bien, un rostro que reflejaba confusión y algo de tristeza. Obviamente él que dejaba salir a flote esos sentimientos en su gesto, es porque no se percataba de que lo miraba desde mi lugar reflejándose en el espejo. Y al darme cuenta de lo que estaba yo visualizando me creó aún más confusión. ¿será que él también sentía lo mismo?, ¿será que yo también le hacía falta?, ¿sentiría él por mi algo al menos parecido a lo que yo creía estar empezando a sentir por él?, estas eran las preguntas que me acosaban mientras contemplaba tímida y a la vez detalladamente su reflejo en el espejo, mientras él detrás de mí, sin imaginarse en qué centro yo mi atención, se dedicaba a vestirse cubriendo poco a poco ese cuerpo, el cual me ponía a mil con solo mirarlo. Cuando está ya listo para irse, me deja en la frente, un beso tan cálido, tan intenso, que me nubla el pensamiento y con un hilo de voz me indica: - Ya debo retirarme pequeño. Ojalá pudiera quedarme más tiempo, pero es hora ya. Además, seguro que ya ...