Relato de un profesor erotizado
Fecha: 29/07/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Profesor, Fuente: CuentoRelatos
... interior al pensar que algún día me gustaría explorarlas y estar en medio de ellas. Aquellas piernas infinitas y generosas que deseosas de ser tocadas me rendían tan placentera excitación.
– Usted me encanta, hermosa
– Profesor esto no está bien, voy a gritar…
Una vez escuchadas estas palabras, y teniendo en cuenta mi ansiedad y ganas por devorármela, la encuellé y le dije:
– Cuidadito hace algo que arruine la culeada que me le voy a pegar.
Entonces tomé su cintura y le quité su blusa, tan transparente ella, y al descubierto quedaron sus voluminosas y deliciosas tetas que esperaban ser manoseadas por mis manos inquietantes. Su sostén me parecía demasiado sexy, era negro y resaltaba de manera espectacular sus pechos. Mientras con una mano le acariciaba las piernas, con la otra saqué su brasier, dejándolas firmes al aire. Ella era una chica bastante joven y sus tetas eran más firmes que la torre inclinada de Pisa en Italia. Además, sus pezones eran descomunales, como una galaxia en expansión. Eso me excitaba mucho.
Ya se imaginarán la erección que en ese momento tenía, causada por el placentero estímulo de esta mujer. Ella se quitó sus zapatillas, en señal de que realmente quería complacerse y complacerme, y quedó solamente con su short blanco. Le ordené que se alejara un poco para apreciarla y poderme excitar más, así como estaba.
– Está muy rica, ¿sabe eso? Quiero que ahora me desvista y que juegue con mi cuerpo.
Tímidamente, comenzó a hacerlo hasta ...
... quedar yo con mi característica ropa interior a rayas. Luego de percibir mi notable protuberancia, tímidamente y con un tono bastante inocentemente me dijo:
– ¿Puedo sacártela?
– ¡Qué está esperando! ¡Sáquela!
Con cierta vergüenza, y una vez ejecutado tal acto, comenzó a desplazar sus pequeños dedos por mi pene, como un niño que disfruta de su columpio. Sabía masturbarme por lo que inferí que ya había tenido experiencia previa con otros penes. De repente, y entrenando un poco más en confianza, la forcé a que sus labios jugaran a la montaña rusa con mi miembro. Debo confesar que fue una de las mamadas más ricas que me han hecho en la vida. Su saliva burbujeante, el contacto de su boca y su lengua con mi pene era muy excitante y la variabilidad con que me la chupaba hacía de tal acto algo dinámico.
Llegó la hora de bajarle el short, de descubrir qué pasaría después de esa barrera a la que estaba expuesto en mis clases y de la cual nunca en mi vida pensé iba a superar. Lo que descubrí me dejó estupefacto. El lector pensará que me encontré con otra protuberancia como la mía, pero no fue así. Esta bebé tenía una tanguita brasileña extremadamente sexy. Era negra y en su parte delantera la prenda no consistía en el típico triángulo que se les forma a las chicas sino era más bien un ovalo alargado. Por detrás, como es característico, los diminutos hilos se extraviaban en la redondez de su culo. Ante tal apreciación le dije:
– Esta ricura de tanga hay que bajársela con ...