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Luisa y Joaquín la lían en la residencia de ancianos
Fecha: 04/09/2018, Categorías: Gays Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... no mi novio. Me giré y le dije a mi chico que me follara a cuatro patas. No podía seguir viendo su cara. Él se extrañó un poco al principio, pero como esa postura le gusta mucho a todos los tíos, no se quejó. Acabamos haciéndolo así, a cuatro patas, hasta que mi chico se corrió. Yo la verdad, disfruté poco por el recuerdo de Joaquín. Nos dormimos y al día siguiente me levanté pronto para ir a trabajar. Cuando llegué, ya tenía a Joaquín preparado para que lo llevara al baño. Lo puse en la taza y empezó a hacer pis. -Anda Luisa, el otro día me quedé con ganas. Enséñame el culo. -Ya te lo enseñé ayer. -Pero con las bragas puestas. Anda, quítatelas. Joder con el abuelo, pensé. ¿Y ahora qué hago? -No digas nada a nadie. ¿Eh? Me costaría el trabajo. -Mi boca esta sellada. Me abrí la bata y me bajé las bragas. Solo le enseñé el culo. -¿Que? ¿Contento? -No. Quiero verte el potorro también. -¿Estás loco? De eso nada. Confórmate con el culo. -Yo te enseño la polla. -Pero si te la veo todos los días. -Pero como está hoy, nunca la has visto. Se levantó de la taza y la tenía tiesa como un palo. No podía creérmelo, pese a sus años, la tenía más grande que mi chico. -Mira. Anda, enséñame el chocho. ¿Qué hacía, se lo enseñaba o no? Cuanto antes lo viera, antes se le pasaría y se olvidaría, pensé. Así me dejará en paz. Me volví a bajar las bragas y se lo enseñé. -Es muy bonito. Anda, ten tu recompensa. Me arrimó la ...
... polla a la cara para que se la chupara. Me quedé pensativa y en ese instante, con las bragas por los tobillos, no sé qué me dio y se la chupé un poco. Casi no me entró en la boca. Unos golpes tocaron la puerta del baño. -Luisa, ¿terminas ya? tengo a Miguel que se hace pis. -Sí, perdona, ya termino. Es que Joaquín tenía también caca. Ya salimos. Estaba a cien. Me ha había puesto cachonda un jodido viejo y ahora no podía aguantarme. ¿Qué me estaba pasando? -Tengo que subir a Joaquín un momento a su habitación, le dije. Algo de su inhalador. Anda, cúbreme. -Claro, sin problema. Ya decía “anda” hasta como él. Cogimos el ascensor rápidamente y corriendo por el pasillo, llegamos a su habitación. Entramos y eché el pestillo. -Vamos a acabar esto. No puedo aguantar más. Le dije. El seguía empalmado y agachada, le chupé su verga. Me abrí la bata y me medio bajé el sujetador. El agarraba mi teta izquierda mientras seguía chupándosela. Yo estaba como poseída, como loca con la polla del viejo y muy excitada porque me estaba tocando la teta y acariciando el pezón. -Avísame cuando vayas a correrte, le dije. No me gustaba que se corrieran en mi cara y menos aún un viejo. Después de un buen rato me avisó. -Voy a correrme Luisa. Terminé de hacérselo con la mano y se corrió. Todavía le salía a presión. Le limpié bien y noté que estaba toda húmeda. -¿Que? ¿Te has quedado a gusto? -Sí, mucho hija. -Si preguntan algo, ¿que hemos estado ...