1. En la playa con papá capítulo 2


    Fecha: 05/09/2018, Categorías: Masturbación Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... pudiera decir esas guarradas —le dije en voz baja a Mara. Ella sonrió. —Mi mamá es así. Grita mucho con el sexo. —Entonces… ¿la has oído antes? —Si. Cuanto tu papá, todo un semental, le rompe el ojete. —¡Cállate! —Ay… sí, Leandro, sí… —¿Quién es la reina de la casa? —Yo, yo amor. Yo los soy. Dame más… soy una gatita en celo. Pido más. Yo estaba muerta de la pena, pero Mara, de la risa. Noté que sus pezones se levantaban por encima de la blusa. Ella, al parecer, notó los míos. —Tienes tus tetas paradas. —Ah… nada que ver —dije. —¿Te estás excitando? —No. —Dilo —replicó. —Bien… un poco. ¡Dios! Nuestros padres sí que cogen bien duro. Se van a destrozar. —Así son ellos. No te preocupes. Ya me acostumbré. Desde mi cuarto llega también el sonido. Arrumbadas contra la pared, nos dedicamos a oír el chasquido de las nalgas de Shaira. —¡Toma mi cabello! ¡Dame de nalgadas! Mara se rió en voz baja. La vi claramente con sus minishorts de pijama y su blusita donde sus pezones ya estaban paraditos. Lentamente, sus dedos que se estaban acariciando los muslos, se pusieron encima de su rajita y comenzó un lento vaivén, como si tanteara la punta de su vagina, la entrada. —¿Qué haces? —Nada… —me dijo, y a continuación metió la mano dentro de sus shorts. Yo enrojecí de la vergüenza. Anonada, sin prestarle atención a la cogida de nuestros padres, vi los dedos de Mara otorgarle placer por debajo de la ropa. Oía claramente el sonido de sus manos frotándose la vagina y poco a poco abrió un poco las ...
    ... piernas mientras pegaba la cabeza a la pared y se mordía el labio inferior. —Tú también puedes tocarte. No me molesta. —No… gracias. Dije eso, pero me estaba calentando. Por un lado los gritos de puta de Shaira, y por otro, la vagina húmeda de Mara. Con otra de sus manos empezó a sobarse las tetas, a exprimirse los pezones por encima de la delgada tela. Mi respiración se hizo mas fuerte, mas lastimera como la de un animalito queriendo comer algo porque se está muriendo de hambre. Así pues… sin contenerlo, excitada, me metí una mano dentro de las pantis y rocé mi vagina. Mis labios poco a poco se estaban lubricando, y por encima de eso, la imagen de mi padre rompiéndole el culo a esa inocente mujer rubia me llenó la cabeza. Miré a Mara, que a su vez tenía sus preciosos ojos puestos en mí. Sonreía mientras se masturbaba. Por la forma en la que sus manos se movían, estaba penetrándose y sobándose muy fuerte. —Ay… —gimió como una gatita en celo. Yo también gemí. —¡Dame leche! ¡Mamá quiere leche! —dijo guarramente Shaira. Mara y yo reímos en voz baja. Finalmente, al otro lado de la puerta, acabaron los gemidos. La corrida de papá seguramente había dejado cansada a su novia. —¿Quieres que te acompañe a la cama? —me preguntó Mara con visible coquetería. Había sacado sus deditos y jugaba con sus jugos. Luego se los metió a la boca. Se había masturbado hasta correrse. —No… claro que no —saqué mis dedos. También estaban cubiertos de fluidos. —Qué ricos se ven. Dámelos ¿sí? —¿Qué? Mis… ...
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