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Parejas
Fecha: 09/09/2018, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... la cabeza de su polla en la entrada del ano de Elena y despacio pero con fuerza comenzó a metérsela, se veía que Elena era toda una experta que lo había probado todo porque la polla entró sin ninguna dificultad en su trasero. Ella estaba frente a mi y a cada embestida de nuestros maridos aprovechábamos para besarnos. Carlos sacó su polla de mi rajita e intentó meterla en mi ano, me hizo mucho daño y grité. El apartó su polla de mi trasero e hizo intención de volver a meterla en mi coño: - ¿Qué haces? - Pregunté yo - ¡Métemela en el culo!, ¡Vamos!, ¡Métela!.... El volvió a intentarlo y con gran dolor consiguió que fuera entrando centímetro a centímetro. - Eso es sigue...ayyyy...empuja..¡¡¡Métela!!!..no te pares!!...¡¡¡jódeme!!..aaahhhh... Yo gritaba casi sin control. Mi marido follaba sin dificultad a Elena que aveces me miraba y me sonreía con picardía. Elena se levantó y se acerco a mi, "ven, colócate boca arriba" me dijo. Yo la obedecí sacando la polla de Carlos de mi culo dolorido. Ella se colocó encima mía formando un 69. En esta posición Carlos me penetró por mi rajita mientras Elena lamía la polla de su marido y mi coño cada vez que entraba y salía. Juan por su parte se la metió a Elena en su coñito mientras yo chupaba su polla y el coño de mi ...
... compañera. - Cuando os vayáis a correr avisarme no quiero que se pierda vuestra carga - dijo Elena a los dos hombres. Después de unos minutos de follada, Juan estaba ya apunto y avisó a Elena: - Me voy a correr...Elena...ya ¡date prisa..! - Ella se levantó y fue a la mesa, cogió un plato y lo acercó a la polla de Juan, él se corrió sobre el plato llenándolo con su espeso semen. A continuación Carlos se acercó a su mujer y ella colocó el plato debajo de su pene que empezó a disparar grandes chorros de esperma sobre el plato mezclándose con el que había soltado mi marido. Cuando acabó Elena colocó el plato en el suelo y me lo ofreció, lo entendí enseguida y me puse muy caliente. Me lance sobre el cómo una gatita con hambre y empecé a lamer el contenido del plato. Ella se unió a mí y entre las dos lamimos hasta la última gota de semen que había en el. Nuestras bocas y lenguas se juntaban en el plato entre un baño de esperma que mojaba nuestros labios y cara. Fue algo increíble, acabé agotada sucia y sexualmente saciada. Desde entonces los fines de semana no son lo mismo, solemos quedar todos y cenar unas veces en mi casa y otras en la suya. Ahora estamos pensando en incluir alguna pareja más o una mujer más, ya veremos, pero eso ya es otra historia...